Tuve en la parroquia unas Bodas de Oro matrimoniales, que siempre hago con gusto por el ejemplo que dan de fidelidad y constancia. Llegaron los familiares y los “novios” a la hora convenida.
Después de saludarles y darles con alegría la bienvenida le pedí a los interesados que, si podían, me dieran las alianzas para ponerlas sobre el altar para luego bendecirlas con una nueva bendición y entregárselas.
Cuando la esposa quiso quitar el anillo, no podía hacerlo aunque se esforzaba y entonces exclamó “lleva 50 años en el dedo sin quitarlo ni una sola vez”. Al final lo consiguió y se pudo hacer la ceremonia.
Ese pequeño incidente medio pié para comentar que la alianza
es un compromiso visible de ser matrimonio y si uno al salir de casa se la
quita, ya empieza a traicionar ese compromiso matrimonial, de modo que es muy
bueno el poder decir que nunca te lo has quitado,y que se sepa publicamaente que eres una persona casada.
También el besar la alianza tiene concedidas indulgencias.
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