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Sagrada Familia, del Museo
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Un buen grupo de inmigrantes de Santiago y algunos de otros
sitios de Galicia, se unieron para ir a Fátima. Les acompañábamos dos
sacerdotes uno en cada autobús.
Ya antes de ir, lo decíamos
a amigos y conocidos prometiéndoles rezar por ellos en la Capeliña, cosa
que agradecían mucho, pues Fátima es un lugar en donde nos escucha la Virgen de un modo singular.
La primera parada fue en Guimaraes, una bonita Ciudad parecida
a Santiago en tamaño, con mucho comercio y bonitos monumentos de los que pongo
aquí alguna foto. Pudimos comer en un
centro comercial pues el día no estaba como para comer de campo, y luego
visitamos la ciudad cada uno a su aire.
Pude ver la iglesia
de Nª Sª de la Oliveira del S. XII que estaba abierta y allí recé un poco, y luego entré a ver el museo de Alverto Sampayo, que
está al lado y en el que saqué unas fotos, una de ellas de un precioso lienzo la Sagrada Familia.
Se atribuye la fundación de la ciudad de Guimaraes a un
noble, vasallo del rey de Asturias Alfonso III, Vimara Pérez, quien daría nombre a la ciudad, originalmente llamada
Vimaranes. Vimara fue nombrado el primer conde del Condado Portucalense .
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Nª Sª da Oliveira
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Desde allí, rumbo a
Fátima. Por el camino rezamos un rosario, para luego hacer el 2º de la romería en la procesión de las antorchas.
Ya en Fátima, oímos la
Santa Misa, la cena, y luego el rosario de las antorchas. Me llamó
la atención, en ese rosario delante de la Capeliña, la presencia de un grupo de
jóvenes, unos 20 más o menos, que pasaron todo el rosario de rodillas sobre el duro
suelo. Fue un buen ejemplo de penitencia (la Virgen pidió no solo oración sino penitencia,
sacrificios por la conversión de los pecadores).
El rosario tenía una breve introducción
al misterio y una petición, esto lo hacía un sacerdote. Luego fue rezado en
diversas lenguas, cada misterio en una lengua distinta. Luego al regreso a
Santiago hicimos así también (el tercer rosario) nosotros,
en el coche.
El domingo era el día de volver a casa y en ese día tuvimos
misa en la capilla del hotel Nossa Señora do Carmo en donde parábamos. Predicó D.
Javier insistiendo en el valor de la oración y lo provechoso y fácil que es la
confesión.
La mayoría,
aprovechamos la mañana para ir a los Valiños y visitamos las casas de los
pastorcitos y los lugares de la aparición del ángel. También hubo compras, el que
quiso.
Al regreso en uno de los
coches , pudimos escuchar el relato emocionado, de varias personas, de la
experiencia de Fátima. Gracias María por todo.
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Jóvenes rezando de rodillas el Rosario en Fátima
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conductores de los autobuses.
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