El
autor es un laico, trabajador de la empresa Telecón, en Francia. ¡Ojalá os
ayude a disponer mejor vuestro corazón para poder ser personas orantes!
La
perla es el siguiente texto:
Dicen
que dentro de poco tiempo el número de teléfonos móviles en el mundo, habrá
igualado y superado al número de teléfonos fijos. Sí, cada día resulta más
fácil comunicarse con los hombres.
Pero, ¿y con Dios? Aquí tienes ocho reglas
para llamarle y contar con Él, cuando desees:
1.
Marca el prefijo correcto. No a lo loco.
2. Una
conversación telefónica con Dios no es un monólogo. No hables sin parar,
escucha al que te habla al otro lado.
3. Si
la conversación se interrumpe, comprueba si has sido tú el causante del corte.
4. No
adoptes la costumbre de llamar sólo en casos de urgencia. Eso no es trato de
amigos.
5. No
seas tacaño. No llames sólo a las horas de “tarifa reducida”, es decir, cuando
toca o en los fines de semana. Una llamada breve en cualquier momento del día
sería ideal.
6. Las
llamadas son gratuitas y no pagan impuestos.
7. No
olvides decirle a Dios que te deje en el contestador todos los mensajes que
quiera y cuando quiera.
8. Toma
nota de las indicaciones más importantes que Él te diga para que no las eches
en olvido.
OBSERVACIONES
1. Si a
pesar del cumplimiento de estas reglas, la comunicación se torna difícil,
dirígete con toda confianza a las oficinas del Espíritu Santo. Él restablecerá
la comunicación.
2. Si
tu teléfono no funciona, llévalo al taller de reparación que lleva por nombre
“Sacramento del Perdón”. Allí todas las reparaciones son gratuitas y tienen una
garantía de por vida.
¡Ojalá
que puedas, querido lector, disponer bien tu corazón para orar sin
interrupción, tal como nos pide el apóstol san Pablo! ¡Ojalá que ese encuentro
amoroso y orante con el Señor nos transforme interiormente y lleguemos a ser
verdaderas transparencias del amor misericordioso del Padre!
Con mi
afecto y bendición,
+ Juan
José Omella Omella
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