Andrés tuvo varios oficios. En el oficio en que yo le conocí fue de gerente de una funeraria. Cuando dejó ese trabajo siguió en otros y tambien le seguía tratando en todos las oportunidades que se me presentaban.
En la celebración uno de sus nietos hizo la primera lectura de la S. Misa y, una hija, al terminar la comunión, les dirigió unas palabras de agradecimiento llenas de afecto que leyó, pero también improvisó. Era evidente la emoción en todos los asistentes.
Unos días antes, vinieron a hablarme de la celebración Andrés y Pilar. Yo les hice una pregunta que le hago a todos. Qué le habían enseñado a sus hijos. Se la hago no por curiosidad, sino por aprender. Andrés me contestó rápido que les habían enseñado a ser personas.
De esto trató la homilía, de como los padres deben enseñar a sus hijos las virtudes humanas, a ser gente de palabra, sinceros, tener capacidad de perdonar, tener espíritu de servicio, alegría, amor al trabajo etc. sobre esta base se añade la fe y otras virtudes cristianas.
La parroquia agradece a este matrimonio su buen ejemplo y su constancia y laboriosidad, asi como el tener en cuenta a Dios en sus vidas.
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