Este fin de semana un buen grupo de inmigrantes se dirigen a
Fátima de Portugal. Llevamos varios años haciendo esta misma peregrinación sin
cansancio y con la alegría de todos, por ir a la Casa de la Madre.
Esta año vamos 63. El autobús va lleno hasta la bandera. Ya hace
tiempo que a través del Wasapp hay cruce de comunicaciones, preguntando
detalles sobre el viaje. Buen ambiente y buen trabajo de D. Javier Izko.
Fátima tiene mucho que dar. Es una llamada constante a la
conversión personal. El que roba que no robe más, el que odia que perdone o que
pida perdón etc. El grito de la niña vidente, Lucia, desde las alturas de los
hombros de un hombre bien alto, fue: Penitencia,
penitencia, penitencia. Fue un 13 de octubre, después del milagro del sol y en
medio de una multitud conmocionada.
En Fátima hay varios museos: el del santuario lleno de recuerdos
y entre ellos los regalos personales de Juan Pablo II al Santuario. El museo de
cera con la historia de Fátima, otro sobre la vida de Jesús etc. Podemos buscarlos en internet.
Pero lo importante son los lugares de las apariciones, la
Capeliña y Aljustrel, en donde se reza con gusto. Hay que fijarse en como rezan
los portugueses, que lo hacen con mucho realismo y son ejemplares en su oración,
al menos a mi me lo parece.
¿Qué hacer en Fátima?.-Confesarse, dejar allí el peso de nuestros
pecados y volver por otro camino de santidad. Decía el papa Francisco que no
hay pecado, por grave que sea, que no pueda ser perdonado.
Hay una capilla de confesiones en donde ayudan a prepararse,
pero también hay la facilidad de aprovechar la presencia de dos sacerdotes en
la peregrinación. En cualquier momento se les puede pedir hablar de nuestra
vida..
La Virgencita nos espera con los brazos abiertos y agradece nuestra
visita. Van con nosotros de alguna manera nuestras familias
y nuestros países, que también salen beneficiados.
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