martes, 24 de abril de 2018

Vamos a Fátima



Este fin de semana un buen grupo de inmigrantes se dirigen a Fátima de Portugal. Llevamos varios años haciendo esta misma peregrinación sin cansancio y con la alegría de todos, por ir a la Casa de la Madre.

Esta año vamos 63. El autobús va lleno hasta la bandera. Ya hace tiempo que a través del Wasapp hay cruce de comunicaciones, preguntando detalles sobre el viaje. Buen ambiente y buen trabajo de D. Javier Izko.

Fátima tiene mucho que dar. Es una llamada constante a la conversión personal. El que roba que no robe más, el que odia que perdone o que pida perdón etc. El grito de la niña vidente,  Lucia, desde las alturas de los hombros de un hombre bien alto,  fue: Penitencia, penitencia, penitencia. Fue un 13 de octubre, después del milagro del sol y en medio de una  multitud conmocionada.

En Fátima hay varios museos: el del santuario lleno de recuerdos y entre ellos los regalos personales de Juan Pablo II al Santuario. El museo de cera con la historia de Fátima, otro sobre la vida de Jesús etc. Podemos  buscarlos en internet.

Pero lo importante son los lugares de las apariciones, la Capeliña y Aljustrel, en donde se reza con gusto. Hay que fijarse en como rezan los portugueses, que lo hacen con mucho realismo y son ejemplares en su oración, al menos a mi me lo parece.

¿Qué hacer en Fátima?.-Confesarse, dejar allí el peso de nuestros pecados y volver por otro camino de santidad. Decía el papa Francisco que no hay pecado, por grave que sea, que no pueda ser perdonado.

Hay una capilla de confesiones en donde ayudan a prepararse, pero también hay la facilidad de aprovechar la presencia de dos sacerdotes en la peregrinación. En cualquier momento se les puede pedir hablar de nuestra vida..

La Virgencita nos espera con los brazos abiertos y agradece nuestra visita. Van con nosotros  de alguna manera   nuestras familias y  nuestros países, que también  salen beneficiados.

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