A mis Familiares y Amigos:
Acabamos de pasar la Navidad
con el nacimiento de Jesucristo en Belén. Le vimos desplazarse a Egipto en
compañía de sus padres ante la persecución de Herodes, luego se fué a Nazaret.
Damos un salto de años y nos encontamos con que el Evangelista nos dice que
Jesús fué a establecerse en Cafarnaún, en los territorios de Zabulón y
Neftalí.Tierra de los descendientes del Rey David, tierra llamada
también “Galilea de los Gentilies”, al N.O. del Mar de Galilea, una
verdadera “periferia” o “zona mixta” de judios y gentiles. Con dos
mentalidades, debido a la división del Reino y la separación de estas dos
tribus. Parece que el Señor quiere empezar ya su misión abriéndose a
todo el mundo.
Lago de Galilea |
Me parece interesante leer y
meditar la Biblia desde la historia, que es maestra de la vida
para que nos demos cuenta de que estamos siempre en las manos de Dios. Que
Dios, de los males, siempre saca bienes. Que contemos con Dios siempre,
viviendo en su presencia, rezando...y poniendo de nuestra parte lo que buenamente
podamos, pero siempre con mucha paz.
Dejémonos enganchar más
por Dios, por una mejor formación e información, no siendo tiranos ni cerrados
a la verdad y al sentido común, que a veces parece ser el menos común de
los sentidos y ante esto, que sintamos la necesidad de pedir perdón, de
querer cambiar de dirección o cambiar de mentalidad. Y siempre con buen humor,
ilusión y espíritu de iniciativa para el bien.
Dios dijo a Abrahán: “Sal
y vete” a la Tierra que te mostraré. Ahora Jesús nos dice: “Ven y
sígueme”. Por eso debemos buscarle en su cercanía: organizándonos
mejor para ello, aprovechando mejor el tiempo, no descuidando nuestro rezos que
personalmente debemos concretar, ni tampoco nuestras amistades y deberes
personales o sociales.
Te copio unas frases del P.
Marco Ivan Rupnik,S.J que me han gustado, hablando de la Conversión y de
la mentalidad nueva: “...donde no soy yo el que toma
la iniciativa, ni siquiera la religiosa; no soy yo quien proyecto hacia Dios
mis expectativas y mis imaginaciones de la salvación de mi mismo, sino que me
activo, en cambio, para acoger al Salvador. Se trata de
responder acogiendo sin merecer nada. La vocación coincide con la redención. La
vocación es la novedad de la vida donde cambia el modo de entender la
religión y la fe, donde no soy yo quien pone las reglas de la
salvación, sino que acojo la llamada y sigo al Hijo”.
Simón
David Castro Uzal / sdavidcuzal@gmail.com
/ 18/01/2020
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