El diablo busca pequeñas cesiones en nuestra conducta para entrar en nuestra vida, y desde luego, una vez que entra, hacer estropicios. Los resquicios que creo yo que son de más actualidad en este momento pueden ser:
Dejar el uso del agua bendita en las casas. Hay algunas personas que aun la usan y con fruto, pero son muchas las que dejaron de usarla. Santa Teresa de Jesús dice que el diablo escapa al agua bendita. El no usarla en la casa es una puerta que se le abre al diablo.
No bendecir la casa. Es también una puerta que se ha abierto. Ahora apenas se bendicen las casas a no ser que pasen cosas raras, pero el no bendecir tiene sus repercusiones. Es otra puerta abierta.
Quitar los crucifijos. Nuestros antiguos han puesto la cruz en los montes, en los cruces de los caminos, y , las monjas, en los muros de sus conventos. No están de adorno. Es bien sabido que la cruz vence al diablo, están para alejar al diablo. En una semana santa, un joven peruano hizo en su casa una cruz de papel que colgó en la pared. Y la iba a quitar cuando terminó esa semana. Lo vio su madre y le dijo estas palabras bien expresivas: si quitas la cruz, el diablo baila. Cuantos han quitado las cruces de sus habitaciones y así dejan otra puerta abierta.
El viejo catecismo decía que había que hacer la señal de la cruz al salir de casa, al entrar en la iglesia, al comer y al dormir, y luego hacía esta pregunta, ¿porqué tantas veces?, y la respuesta era: porque en todas partes nuestro enemigo nos combate y nos persigue.
Y se podían ver otras puertas abiertas como el no rezar juntos en casa, el haber dejado pasar el tiempo para confesar y comulgar, no leer la Palabra de Dios, la pornografía que entra por el teléfono etc.
La devoción a la Virgen, Madre de Dios y nuestra, es un gran recurso en la vida ordinaria y de una grandisima eficacia.Si pronuncias el nombre de Maria el diablo se aleja rapidamente.
Vamos a ir cerrando esas puertas y abriendo otras buenas para vivir según Dios, que, eso si ,nos hace felices y nos lleva al Cielo.
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