sábado, 27 de septiembre de 2025

Con María todo, sin María nada.

 


Esa frase me la envió alguien en un mensaje y me gustó. La repito de vez en cuando como una jaculatoria para unirme a nuestra madre, María, y tenerla presente a lo largo del día y de la noche.

El mes de octubre es el mes de María y es una buena ocasión para  tener presente a la Virgen. La Virgen es como un GPS que nos orienta y nos lleva a puerto. Dios también interviene pues es Padre y piloto y con él estamos seguros de acertar y lograr lo  que  verdaderamente  importa: la salvación.

 

A María la tenemos presente en el rosario. Contamos con su protección en ese trato. Y  este mes,  es una buena ocasión para  profundizar en el uso de esa arma poderosa. Varios  santos han dicho que   un cristiano  que no reza el rosario es como un soldado sin armas.

¿En donde se ve el rosario?

Si pensamos en nuestras raíces, lo vemos en nuestros abuelos que alrededor de  la lareira (chimenea) a las noches,  se reunía toda la familia para rezar el rosario todos los días.

Algunas personas lo llevan en el bolsillo e incluso lo guardan en la  mano  teniendo  así como cogida la mano de María.

 

También en muchas iglesias las imágenes de la Virgen aparecen con uno o varios rosarios que le ponen los devotos en las manos.

Hay una costumbre de adornar las manos de  los difuntos  envolviéndolas en el rosario.

 

Rezar bien el rosario

Se reza bien si se  piensa en lo que se dice, si estamos en diálogo con María, si pedimos algo en cada misterio o también ofrecemos todo el rosario por alguna intención. Es bueno contemplar los misterios de la vida de Jesús desde los ojos de María.

El rosario tiene el premio de las indulgencias. Si  se reza en común  tanto en casa como en la iglesia, tiene indulgencia plenaria cada día, que se puede aplicar por algún difunto.

La Virgen lo ha pedido en muchas ocasiones y a ella le gusta que lo recemos y es una respuesta a la crisis actual ya que nos confirma en la fe. Con  esta oración contribuimos a una sociedad más justa porque extenderemos el buen olor de Cristo.

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