viernes, 13 de febrero de 2015

Sínodo en S. Cayetano: Iglesia y obispo.





Seguimos en esta parroquia con las reuniones de sínodo diocesano. Estas son nuestras reflexiones
Se habló de la Iglesia y del  OBISPO y los comentarios fueron de todos los gustos.
Algunos dicen que   encontramos en la Iglesia lo necesario para momentos de alegría y de aflicción. Cubre el total de mi vida, desde el bautismo hasta el entierro. En muchas ocasiones es un remanso el venir al templo y encontrarse con Dios y con los hermanos.
Escucho la Palabra, en la iglesia,  y aplico la enseñanza de cada lectura a mi vida, es un esfuerzo para identificarse con Cristo. La homilía me ayuda a mejorar,  decía uno.
Se perdió algo de fraternidad aunque entre los  verdaderamente creyentes hay ambiente de familia. Hay diferencia en las parroquias,  en algunas cada uno va a lo suyo y no se preocupa de los demás. También es cierto que no contagiamos nuestra alegría de ser cristianos.
buscar una Iglesia samaritana.

 La meta es: desear fraternidad y hacerla, para ello se nos sugiere
1.-comunicarnos sobre los enfermos de la comunidad
2.-unirnos en la Ss. Eucaristía.
3.-hacer corales y cantar más. Obras  de teatro para los niños.
4.-prever actividades para niños en los días sin cate.
5.- hacer exposiciones con algún motivo.
6.-crecer en solidaridad. Pararnos en el atrio  con los que han venido a la Misa.

 EL OBISPO
Referente a la relación con el Obispo de la diócesis se comentó que para muchos es un figura teórica, especialmente si los curas no hablamos de él, ni contamos alguna historia o no comentamos sus homilías o comunicaciones.
Los laicos hemos de abrirnos más al obispo teniendo en cuenta el bien que nos hace su presencia y sus consejos. Habría que invitarlo más a la parroquia,  no sólo en los días de confirmación o visita pastoral, sino en otras circunstancias. Aunque, cuando se le invita, viene siempre,  si es que puede y, por tanto,  es problema más bien nuestro por no invitarlo más veces.
También hay que aprovechar las ocasiones en que nos convoca  a la Catedral con diversos motivos. Si nos invita y no vamos, somos nosotros los que lo arrinconamos.

Luego se echó de menos el desconocimiento casi total de los planes pastorales de la diócesis, es como si no existieran. Aunque, ahora al menos,  en esta parroquia se siente su cercanía a través de las reuniones de Sínodo. Estos planes llegan a través de carteles y por la iniciativa del sacerdote, pero si eso falta,  se quedan en nada.
Los laicos debieran expresar más sus inquietudes con cosas sencillas como   a través de cartas para que el obispo pueda tomar el pulso de lo que preocupa y poder tomar determinaciones acertadas o también con  una conversación  cuando se le encuentra, etc.
El laico si está formado y ve cosas, debe decirlas y comunicarlas
Se sugiere una mayor publicidad de los planes pastorales  en las hojas parroquiales, homilías, periódicos, blogs etc.


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