Fundado por San Fructuoso en el siglo VII, que durante la
Edad Media aglutinó el poder feudal sobre esta parte de la Ría de Pontevedra.
Los monjes benedictinos abandonaron el monasterio en 1835, como causa de la Ley
de Desamortización, y en 1890 se instala la Orden Mercedaria.
El claustro es del
siglo XVI, obra del arquitecto Ruíz de Pamames y del maestro Mateo López. La
iglesia es renacentista, con elementos barrocos en las balaustradas del coro.
El monasterio de Poio es una gran edificio en piedra que
tiene dos grandes iglesias, una antigua que es parroquia y otra moderna para huéspedes
y grupos. Tiene dos claustros y varias salas
dedicadas a museo.
El entorno más alejado está compuesto de bosques y montañas
con graciosas poblaciones rurales y ya más cerca está el mar y hermosísimas poblaciones
como Combarro, Raxó, Sansenxo etc.
En el entorno más inmediato, dentro de las murallas hay un
gran hórreo también en piedra objeto de
visita de grupos, hay, así mismo, asientos y mesas de piedra a la sombra de
verdes e inmensos castaños. Además hay una huerta cultivada dedicada
especialmente a viñedo.
Al lado del hórreo hay plantas de vid con racimos muy grandes y de uvas negras. Por su tamaños
me recordaban el relato de la Biblia
cuando Moisés mandó explorar la Tierra prometida
y vinieron dos personas trayendo entre las dos un gran racimo de
aquellas uvas. Desde luego hay que tener en cuenta la poderosa imaginación
oriental en este relato.
En el monasterio merece destacarse la belleza de la Virgen
de la Merced y el hermoso retablo.
Encontré en dos sitios la imagen de San Serapio que fue un
mercedario que terminó siendo mártir. Se celebra su fiesta el 14 de noviembre. Es de origen irlandés y viene a
España a defender la fe cristiana, conoce a S. Pedro Nolasco y se hace mercedario
y yendo a redimir África es martirizado.
Y hay una nota que dice: Los mercedarios a lo largo de la historia
han puesto todos sus bienes al servicio de la misión redentora y expuesto sus
vida por el cuarto voto en virtud del cual prometen dar la vida para salvar a
los cristianos que se encuentren en el extremo de perder su fe.
También hay muchas
muestras de mosaicos en diversos lugares de la casa.
Tiene también un
hermoso San Miguel con la espada en alto, una pila bautismal con una leyenda
formativa: ser testigos. Un pelícano gigante para el Jueves Santo.
Y una santa
del lugar de Poio: santa Trahamunda, patrona de la nostalgia, de la morriña o de
la murria como dicen otros.
Vale la pena ver estos
museos perfectamente etiquetados y cuidados, también la sala dedicada a
trabajos de la escuela de canteros que hubo en tiempos, en el monasterio.
Pelícano símbolo de la Eucaristía |
Hay una gran biblioteca, pera sólo la dejan ver y usar a
investigadores. No es objeto de visitas.
de la escuela de canteros |
escuela de canteros |
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