sábado, 30 de septiembre de 2017

Conocer a Santa Teresa




La pregunta que le anima a hacer las fundaciones es esta: ¿qué  es lo que yo puedo hacer por Dios? 

Eso le hace ponerse en marcha y comenzar las Fundaciones. Así fue su respuesta, la acción. Hay mucho mal y había  que buscar un medio para evitarlo y buscar  mucho bien y empieza por ella misma, viviendo mejor la regla. La experiencia de Dios no la separó del mundo, sino que  le dio un nuevo coraje.

Luego vino la muerte de su padre que le hace reemprender la marcha.  Ahí vemos como a veces la muerte de un ser querido hace que nos movamos a entregarnos más a Dios.

Su conversión había empezado con un encuentro con Cristo y con un libro: Las confesiones de S. Agustín. Ahí redescubre el sentido de la vida, la dignidad de la persona… y más cosas.

Cuando hace las fundaciones   aumenta sus amistades con  todo tipo de personas, a todas les lleva su vivencia de la fe y su compromiso con Cristo. Y les lleva a la oración como si fuese una golosina.
Los luteranos quitaban sagrarios y ella no fundaba hasta que había en la casa un sagrario. Le enamoraba el sagrario.



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