Acaba de salir un libro de María Victoria Hernández Rodríguez
que titula ESTAMPA DE UN PASTOR. Es un libro de 88 páginas con diversas
ilustraciones que lo hacen más ameno y que trata de la vida de un sacerdote y
obispo y fundador: D. Ángel Riesco Carbajo.
Sale este libro con motivo de la declaración de Virtudes
heroicas de D. Ángel. La autora y
postuladora de la causa, invita a
completar personalmente el retrato que ella ofrece porque cada uno puede
descubrir aspectos que no se dicen pero se intuyen.
Conocer la vida de D. Ángel nos lleva a dar gracias a Dios
porque sigue suscitando santos sacerdotes y laicos, cercanos a nosotros en el
tiempo pero también cercanos en los
problemas y dificultades que
experimentamos todos.
En el trascurso de esta historia aparecen virtudes de este sacerdote en las
que nos gustaría profundizar y además algunos principios o luces que el Espíritu Santo le fue haciendo ver y
que le llevaron a la santidad.
Un ejemplo es lo que le
gustaba meditar y repetir:” No son los acontecimientos, no son las
personas, es el Señor”. Después de leer esto nos quedan ganas de leer más cosas que el Espíritu
Santo le inspiraba para él, para su
santidad, pero también nos pueden servir a nosotros, pues la luz es para todos
los de la casa. Hay varios libros con cartas y pensamientos de D. Ángel.
Tiene un capítulo dedicado a sus grandes amores, otro a las
visitas diarias a ancianos, pobres y
familias en donde nos hace ver su estilo
y su caridad pastoral en lo material y espiritual. Lo mismo en lo que se
refiere a la catequesis etc.
Merece mención especial la fundación de las Misioneras apostólicas
de la caridad., a quienes les da ideas claras: “tened presente que los frutos
de la misión son consecuencia de una intensa unión con el Señor en la oración, y con la
Iglesia en la comunión. Ser apóstol no significa estar todas las horas del día
de aquí para allá predicando o dando testimonio. Significa ser de Cristo y con
Cristo ser para el mundo que espera con ansia el anuncio de la buena noticia
del Evangelio”…
Es también interesante su actitud ante el sufrimiento, en una carta
dice que “gracias a Dios lo ha habido en mucha abundancia”.
Es provechoso leer su vida de párroco, luego de obispo y también sus últimos años. Merece la pena
leerlo con calma y desde la oración, pues no sólo se predica con la palabra sino también con el testimonio.
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