Hoy tenía un retiro para mujeres como todos los meses, pero
con el aliciente de que era el último del año y en tiempo cercano a la Navidad. También estaba
previsto tener la plática viendo los
belenes. Por tanto esperaba que viniese un buen grupo de gente, de fieles de la
parroquia.
La tarde estaba muy mala. Una borrasca con lluvia y viento amenazaba con
acabar con los paraguas por los suelos y dejar pingando, al que se atreviera a salir de casa. Yo pensaba
para mis adentros que si venían tres habría
retiro.
Poco antes de la hora llegó una persona con toda paz, como si
nada.
Al poco rato me llamó otra por teléfono anunciándome que no podría venir
pues no se podía pasar con tanta agua y aire fuerte. Le agradecí la llamada y comprendí su temor.
Llegaron tres más y ya respiré pues con 4 tenía suficiente quorum.
Hubo rosario y luego la meditación. Cuando estaba con la meditación, aun al principio, llegaron
juntas ocho o nueve más que llenaron de
alegría el dichoso retiro.
Luego ya fue todo normal. Meditación, examen, y plática
viendo belenes. Esta vista de los belenes nos supo a poco, pues los belenes
hablan a la inteligencia y al corazón. Y luego la S. Misa.
Me convencí que hay mujeres fuertes que si hay que pasar frio se
pasa frio y se hay que mojarse se mojan, pero hacen lo que sea por el Señor ,
aunque comprendemos a las que faltan, quizá por comprensible prudencia.
Me imagino la sonrisa del Señor desde el sagrario y el premio que les daría a las que vinieron y a las que deseaban venir. y no pudieron.
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