Celia Guérin y Luis Martín, padres de 5 hijas religiosas y de 4 hijos que
fallecieron en la más tierna infancia. Han sido beatificados. Una de sus hijas
es Santa Teresa del Niño Jesús. Doctora y patrona de las misiones.
Fueron beatificados el 19 de octubre de 2008 ante la
presencia de unas quince mil personas en Lisieux. El papa Benedicto XVI decidió
beatificar a este matrimonio para mostrar a los padres y madres de familia de
todo el mundo, la grandeza de la vida
conyugal.
Fecha de canonización: 18 de octubre de 2015 por S. S. Francisco.
Se conservan muchas cartas de Celia, 218 que han sido
publicadas. Se pueden encontrar en un libro de 498 páginas en la editorial
Monte Carmelo.
De Luis Martín en cambio se conservan muy pocas.
De Luis Martín en cambio se conservan muy pocas.
Al leer estas cartas se puede ver el matrimonio santo, no en la teoría sino en la realidad de la
vida cotidiana. No he encontrado reflexiones sobre el matrimonio pero si
vivencias profundas y variadas.
He encontrado unos consejos que da a su hermano cuando anda
buscando novia y Celia le escribe una carta en la que le dice: sigues pensando
en la Srtª X. creo que estás loco…tengo una idea fija: te romperás la crisma,
porque sólo te fijas en las cosas superficiales: en la hermosura, en la riqueza
y no te preocupas por las cualidades que constituyen la felicidad de un marido
o por los defectos que le ocasionan la
desolación o la ruina.
Ya sabes que no todo lo que brilla es oro; lo esencial es buscar una auténtica mujer de casa, que no tenga miedo a mancharse las manos trabajando y que no le guste arreglarse más de lo debido, y que sepa educar a sus hijos en el trabajo y en la piedad…(pg.34).
Ya sabes que no todo lo que brilla es oro; lo esencial es buscar una auténtica mujer de casa, que no tenga miedo a mancharse las manos trabajando y que no le guste arreglarse más de lo debido, y que sepa educar a sus hijos en el trabajo y en la piedad…(pg.34).
Su vida de familia es la de una familia cristiana. Tiene
criterios cristianos que va salpicando aquí y allá en sus cartas.
Respecto a los hijos le dice a su cuñada que le gusta pensar
que en el mes de agosto tendremos las dos un niño, al menos así lo espero. Pero
sea niño o niña, hay que recibir con gratitud lo que Dios nos dé, pues él sabe
mejor lo que necesitamos…luego dice que todo el mundo tiene problemas y que lo
más sabio y sencillo es conformarse con la voluntad de Dios y prepararse por
adelantado a llevar la cruz con el mayor ánimo posible.
Se puede decir que en todas sus cartas habla de los hijos,
de su salud, de cómo crecen, si son guapos y buenos. Cuando le moría alguno decía
que valía la pena todo por la felicidad eterna de sus hijos.
Además no los perdía para siempre y esperaba volver a verlos en el cielo. Cuenta como cuando le murió el primero, Dios le demostró en forma sensible que aceptaba su sacrificio y por intercesión de ese angelito he obtenido una gracia muy extraordinaria.
Además no los perdía para siempre y esperaba volver a verlos en el cielo. Cuenta como cuando le murió el primero, Dios le demostró en forma sensible que aceptaba su sacrificio y por intercesión de ese angelito he obtenido una gracia muy extraordinaria.
Sus hijos son su constante preocupación. Quiere que sean
santos. Eso le dice a su querida Paulina en una carta: adiós, querida Paulina,
sigue siendo una chica buena y santa, y si todavía no tienes esta última
cualidad, procura conseguirla (pg.292).
De su hija María dice: espero que será una buena chica, pero quisiera que fuera una santa, lo mismo que tú, Paulina querida.
De su hija María dice: espero que será una buena chica, pero quisiera que fuera una santa, lo mismo que tú, Paulina querida.
También, dice, ella
quiere ser santa…pero no sé por dónde empezar; hay tanto que hacer que me
limito a desearlo. Digo muchas veces al día:” ¡Dios mío como desearía ser
santa!” Y luego no hago las obras de los santos. Sin embargo ya es hora de que
ponga manos a la obra.
La beata Celia pone medios para ser santa: asiste a vísperas
con frecuencia, va a las charlas cuaresmales, no falta a Misa ningún domingo y
se confiesa con frecuencia.
Su trabajo es intenso, no sólo en casa sino que tiene una
pequeña industria llamada el punto y su marido es un refinado relojero y
joyero.
Respecto del domingo habla en la carta a su cuñada del 29 de
septiembre de 1875, y dice que Dios da las gracias que se le piden, pero a
condición de observar escrupulosamente las leyes de la
Iglesia sobre el domingo
No hay comentarios:
Publicar un comentario