El bien morir
Esta es una lección muy importante que hay que aprender.
El primero que nos la enseña, es Cristo en la Cruz, pero luego también la experiencia
de ver como mueren nuestros familiares o amigos.
Cristo en la Cruz, muere con la Virgen al lado que le mira y
sufre con Él (no puede hacer otra cosa) y con un sacerdote recién ordenado que
es S. Juan, con quien habla con palabras
y gestos de vida. Es un gran ejemplo para nosotros. Tener cerca a un sacerdote y a la Virgen.
También hay personas de las que nos enteramos de su buen morir.
Por ejemplo hace poco que una
señora me contó con gran satisfacción como su marido, ya mayor, estaba ingresado en el hospital. Los médicos no
tenían esperanza de que se recuperara, y a ella también de bastante edad no le
permitían ir a verlo.
No la dejaban pasar a
despedirse o al menos verle. Pero en un
arranque de valentía, se arriesgó a colarse y, cuando llegaba a la habitación,
salía uno de los médicos. Este le explicó la gravedad y le insinuó que podría
pedir los auxilios espirituales para el
enfermo, su marido.
Pensó la señora que eso era bueno, pero difícil de
conseguir. El médico se lo facilitó llamando al capellán que se acercó inmediatamente, le dio la Unción de
enfermos, le confesó y le dio el
santo Viático.
Cuando me lo contaba, me dijo que sintió que se le quitaba un peso
de encima y le dio una gran satisfacción verle en paz con Dios y ella sintiendo
su conciencia tranquila. Entonces, me contó, que oró a Dios diciéndole: Ahora ya te lo puedes llevar cuando quieras
junto a Ti, ya está preparado y con el
pasaporte en la mano (La Santa Unción).
El enfermo murió con paz y en las manos de Dios y de la
Virgen y rodeado del cariño de su familia.
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