sábado, 21 de noviembre de 2020

Los okupas

 


Estando en una conversación informal sobre algo de todo, me vino a la cabeza el comportamiento de los okupas.


 

Cuando encuentran una casa libre, sin la presencia del dueño, van y la ocupan. La hacen suya, aunque generalmente maltratando la casa. Además no suele  ir uno sólo, van varios porque así hacen más fuerza y se ayudan.

Bueno,  pues  esto lo paso a cada uno de nosotros que somos casa de Dios, un templo en donde El habita. Está como amigo inspirándonos, defendiéndonos y cuidando la casa. Pero ¡ay!, si le echamos de casa (por el pecado mortal, o el olvido) y la casa queda vacía de Dios, entonces rápidamente  vienen los okupas.

Los okupas del alma, lo adivinas,  son el demonio y sus secuaces (las malas amistades, libros que hacen daño, formación perversa, odio…) y la convierten en casa del demonio  y a veces con muchos a la vez.  Somos  legión se dice en una ocasión en el Evangelio.

 

 Pero el Señor  les manda y  se van, y a su vez el Señor se apoya en nuestra oración y mortificación. Tenemos que querer también nosotros, que se vayan,  y eso lo mostramos en la oración.

¿Cómo dejan la casa de nuestra alma? Desde luego dañada y debilitada, sin barrer.

Nosotros con la ayuda de los ángeles buenos, de la Ss. Virgen y, desde luego,  del mismo Señor, podremos ir rehaciendo y embelleciendo la casa, restaurando todo y dejando un gran lugar para Dios,  para la Santísima Trinidad, que es donde desea estar,  siendo el piloto que nos ama y nos lleva al cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario