Sueños de un cura creyente
Hoy hice una excepción, a la una de la mañana me he levantado de la cama pensando en todos vosotros, simplemente porque os quiero. Y parece que estoy en mejores condiciones. Como pude, llegué al ordenador y escribí, pero me propuse no escribir ni una palabra más.
Anteayer tuve, creo yo, un sueño. Os había contado los ictus (las luces ) que nos va dando la vida al comparar la palabra de Dios confrontada vg con los ritos sacramentales. Es una manera de que los padres catequizan a sus hijos. Etc. Yo también tuve esas Luces en este sueño
Hoy soñaba como iban surgiendo intervenciones , tal vez del Cielo, relativas sobre los diversos acontecimientos en particular en mi camino entre el tiempo y la eternidad, que eran motivos de acción de gracias, de pedir perdón al Señor y a la rectificación de la vida. Al menos hoy me pude poner ante el ordenador, después de tanto tiempo.
Muchos, por cosas que he escrito y enviado, me han felicitado creo que sinceramente. Otros han hecho lo mismo matizando cosas. Se lo agradezco y me animan a seguir haciéndolo bien.
Hubo también algunos, a quienes casé... y a su hija... y me llama pidiéndome cosas de la parroquia ultima de la Coruña, a mí que estoy ausente de San Pedro de Visma desde el 13 de julio de 2019.
Ahora quisiera describir lo que pasaba en aquel sueño. Se describe la Primavera de la Salvación, ese tiempo de espera. Podríamos verlo e imaginarlo, mediante el Canto de Los pajaritos de San Antonio (1),) y con luces que iluminan el camino , como en Riazor.
También el Video que usó Juan Pablo II: Vídeo comentando el canto, Tú has venido a la orilla, recordando su venida á España ó también a Tor Vergata ( Buscar)
Después podemos considerar la Gloria de la Resurrección de Cristo como imagen de la nuestra: O También con Iconos orientales. (Desentrañándolos). Tampoco despreciamos la Iglesia Oriental, porque también es nuestra.
Consideremos también., la Paloma del Espíritu Santo, con el viento pasando las hojas en el día del funeral de Juan Pablo II.
Todo eso, es el paso previo (la primavera) al encuentro con la maravilla de Dios y del Cielo.
1.- Los Pajaritos
Divino Antonio precioso, suplicar a Dios
inmenso
que con su gracia divina alumbre mi entendimiento
para que mi lengua refiera el milagro
que en el huerto obraste a edad de ocho años.
Desde niño fue criado con mucho temor de
Dios,
de su padre fue estimado y, del mundo, admiración.
Fue caritativo y perseguidor
de todo enemigo, con mucho rigor.
Su padre era un caballero, cristiano,
honrado y prudente
que mantenía su casa con el sudor de su frente.
Y tenía un huerto a donde cogía
cosechas del fruto que el tiempo traía.
Y una mañana en domingo, como siempre
acostumbraba,
se marchó su padre a misa, cosa que nunca olvidaba.
Y le dijo: -Antonio, ven acá, hijo amado;
escucha, que tengo que darte un recado.
Mientras tanto esté yo en misa, gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos todo lo echan a perder.
Entran en el huerto, pican el sembrado,
por eso te encargo que tengas cuidado.
Para que yo mejor pueda cumplir con mi
obligación,
voy a encerrarlos a todos dentro de esta habitación.
El padre se marchó a misa, a la iglesia
con devoción
y Antonio quedó cuidando, a los pájaros llamó:
-Venir, pajaritos, dejar el sembrado,
que mi padre ha dicho que tenga cuidado.
Por aquella cercanía ningún pájaro
quedó,
porque todos acudieron donde Antonio los llamó.
Lleno de alegría San Antonio estaba,
y los pajaritos alegres cantaban.
Vio de venir a su padre, luego los mandó
callar.
Llegó su padre a la puerta y le empezó a preguntar:
-Dime tú, hijo amado, dime tú, Antoñito,
si has cuidado bien a los pajaritos.
El hijo le contestó: -Padre, no tengas
cuidado,
que, para que no hagan daño, todos los tengo encerrados.
El padre que vio el milagro tan grande,
al señor obispo trató de avisarle.
Ya está aqu´ñi el señor obispo con todo
acompañamiento.
Todos quedaron confusos al ver tan grande elemento.
Se abrieron ventanas y puertas a la par
por ver si las aves querían marchar.
Entonces les dijo Antonio: -Señores,
nadie se agravie,
los pajaritos no salen hasta que yo no los mande.
Se puso a la puerta y les dijo así:
-Vaya, pajaritos, ya podéis salir.
Salga el cuco y el milano, águilas,
grullas y garzas,
gavilanes y andaríos, lechuzas, mochuelos y pavas.
Salgan verdejones y las calderinas
y las congojadas y las golondrinas.
Cuando acaban de salir, todos juntitos
se ponen
aguardando a San Antonio, para ver lo que dispone.
Y Antonio les dice: -No entréis en el sembrado,
iros por los montes y los ricos prados.
Y al tiempo de alzar el vuelo, cantan con gran alegría,
despidiéndose de Antonio y toda su compañía.
Depósito de bondades, padre de la
caridad,
árbol de graciosidades, fuente de inmensa piedad.
Antonio divino, por tu intersección,
todos merecemos la eterna pasión.
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