lunes, 26 de abril de 2021

El Matrimonio, como lo ve Dios (II)





Una vez asistí a una charla para un grupo  pequeño de novios y la profesora que daba la charla lanzó esta pregunta: ¿para qué vives?. Había allí chicos y chicas con estudios y ante esa inesperada pregunta se sintieron incómodos y no supieron contestar. Pienso que la respuesta daría contenido a su vida y la centraría sobre cosas importantes.

También se podría preguntar a los novios: ¿para qué te casas? ¿Qué fin pretendes con el matrimonio?

Una respuesta simple, que a veces tengo oído, es ésta: estar juntos  y querernos.

Gracias a Dios también hay otras respuestas más profundas pues hay jóvenes con un gran deseo de formarse y consideran el matrimonio como un gran ideal que quieren incorporar a sus planes de futuro y por el que están dispuestos a sacrificarse y hacer lo necesario para sacarlo adelante.

Un amigo mío, ya mayor; ante mis preguntas me dijo que el matrimonio es de uno con una y para siempre y que los fines, según lo que Dios nos ha manifestado, son estos:

1.-el matrimonio es un invento de Dios, un regalo para el bien de la persona y de la sociedad, en los que tiene un gran influjo. Dios bendice el matrimonio con un sacramento que San Pablo llama grande. Por tanto, con vocación, es bueno casarse.

2.- sirve,  y se puede buscar, para la ayuda mutua, considerando la ayuda en plan amplio que incluye la ternura y el servir al otro, hacerle feliz.

3.-Es remedio de la concupiscencia.

4.-el matrimonio vivido según Dios es una alabanza y gloria a nuestro Padre Dios de tal forma que viendo las buenas obras de los esposos, el Padre celestial sea glorificado.

5.-tiene como finalidad vivir pacíficamente y criar hijos para el Cielo. Es un honor y una grandeza el participar en la misma creación con Dios, por eso  se llama procrear. También  el tener hijos es llenar el Cielo  que Dios tiene preparado para los que le aman.

6.-la familia es un bien del cual la sociedad no puede prescindir y por eso debe ser protegido (Papa Francisco).

Para conseguir todo esto es bueno tener preparación doctrinal. Hay muchos y buenos libros.

 También es  absolutamente necesario la oración y la frecuencia de sacramentos, pues  sin oración no podemos nada y con los sacramentos nos injertamos en Cristo y tenemos la fuerza de Dios y damos gloria a Dios.

 Y es necesario amar. Dice el Papa Francisco que la fuerza de la familia reside esencialmente en su capacidad de amar. Por muy herida que pueda estar una familia, esta puede crecer gracias al amor (Amoris Laetitia nº 52).

También dice el Papa francisco que necesitamos ayudar a los jóvenes a ser  más capaces de generosidad, de compromiso e incluso de heroísmo e invitarles a aceptar con entusiasmo y valentía el desafío del matrimonio (nº 40).

 

 

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