La Primera Comunión. Guía práctica para los padres
Muchos padres cada año se plantean la Primera Comunión de sus hijos, quieren que la hagan, los traen a la parroquia y, con ilusión, y, a veces también, como si fuera una carga, se ponen a preparar este acto. Este acontecimiento, que afecta tanto a la vida del niño, está sufriendo un proceso de reduccionismo: para algunos es un día al año y es una Misa un poco más solemne y una comida que gasta el presupuesto de unas buenas vacaciones. Este es uno de los problemas, pero se podrían señalar más.
Sin embargo hay muchas cuestiones que tratar y momentos hermosos que vivir, y a esto viene esta GUIA PRACTICA para padres que se hallan en estas circunstancias.
No sigas leyendo estos apuntes si eres amigo de la improvisación o si crees que todo esto de la Primera Comunión, es cosa de niños o de mujeres que no tienen nada que hacer.
CAPITULO I
Un tiempo de preparación
En una ocasión se presentaron en mi
despacho unos feligreses nuevos que venían de Barcelona para hablarme de su
niño que estaba en edad de prepararse para la Primera Comunión, y me dijeron:
"nosotros ya nos hemos preparado un año, ahora le toca al hijo". Me
explicaron que en Barcelona, antes de preparar a los niños, tienen los padres
una año de preparación con reuniones semanales junto con otros padres.
No cabe duda que en este asunto, igual que en otras cuestiones educativas, lo
primero son los padres. De ahí parte la eficacia de algunas comuniones y el
fracaso de un tiempo de esfuerzo.
¿Cómo llegan los niños a la catequesis parroquial?
Hay de todo, pero cada día llegan más niños sin saber rezar. No sólo no saben las oraciones, sino que nunca las han rezado. Son pocos los que han visto una misa y aun hay algunos que no saben lo que es una iglesia por dentro.
Lo más seguro es que los padres alguna vez han rezado con sus niños o los han llevado a una misa, pero ya sabéis el refrán una mosca no hace verano. No basta con hacer esas prácticas un par de veces: DEBE SER UN HABITO que requiere repetición y muy variadas explicaciones sobre todo de VISTA. Han de VER a los mayores cómo se comportan, principalmente han de ver lo gozosos que van a Misa, la alegría y el recogimiento con que rezan, y cómo vuelven llenos de paz y propósitos buenos de mejora. Eso sí que es una buena explicación al alcance de los niños, aun de los más pequeños.
Me contaba una religiosa cuyo oficio era cuidar a ancianos - que son doblemente niños -, que estos ancianos frecuentemente estaban idos, con graves deficiencias mentales, que no entendían nada, pero, me decía, todos entienden si se les quiere o si se les trata con indiferencia. Pues esto también lo notan los niños, y no está el cariño en caricias en las que muchas veces nos buscamos a nosotros y no a ellos, sino en dedicarles tiempo, paciencia y atención real a sus necesidades.
A principio de curso llegan los niños de la mano de sus madres con un poco de miedo y con mucha ilusión. Recuerdan la vieja escena de Jesús que es también llevado al templo todos los años por María y San José. En nuestras catequesis, a veces con demasiada frecuencia, falta "San José", a quien el párroco con bastante dificultad conoce el día de la Primera Comunión porque se pone al lado de aquel niño y porque se maneja con dificultad en las ceremonias de la iglesia. Sería bueno que viniera a VER A SU HIJO, ver y disfrutar de sus progresos, ver cómo se mueve por el templo, cómo se relaciona con los demás niños y con el catequista, conocer de primera mano sus avances o sus dificultades. Este sí sería ser algo más que un padre biológico.
Juan Pablo II en 1979 decía estas palabras que son un grito a los padres": Padres: amad a vuestros niños, respetadlos, edificadlos! ¡Sed dignos de su inocencia! Ellos tienen necesidad de amor, delicadeza, buen ejemplo, madurez ¡No los desatendáis ! no los traicionéis !"
Una persona que siempre estuvo entre niños al leer estas reflexiones me ha dicho que debiera endurecer, más todavía, todo lo referente a la responsabilidad de los padres. Digamos, aun a costa de perder algunos lectores: es una obligación grave de los padres acompañar a sus hijos siempre, pero de un modo todavía más especial en estas circunstancias. No basta con tener hijos, eso -perdón- también lo tienen los animales, hay que educarlos, y parte fundamental de esa educación es enseñarles la verdad de Dios, la verdad del hombre, la verdad de Jesucristo. No pueden quedarse tranquilos, los padres, con reñirles cuando molestan, creyendo que eso es educar. De estas omisiones, no sólo darán cuenta a Dios - tendrán que confesarse de ello con mucha frecuencia -, sino que verán sus consecuencias amargas ya en esta vida.
¿Cuánto tiempo deben prepararse?
En esta materia no están de acuerdo los pastores y hay variadas experiencias. El criterio que se me ocurre más acertado es el de no fijarse demasiado en el tiempo de preparación ni en la edad, sino más bien en el aprovechamiento. Que el niño se dé cuenta de lo que hace y que comience a tener hábitos cristianos de orden, sinceridad, obediencia, alegría, participación etc.
CAPITULO II
¿Qué pueden HACER los padres?
Unos padres modernos tienen que ser unos padres con ideas, sabiendo las muchas cosas que pueden inventar para ayudar a sus hijos desde la base, desde los comienzos.
Se pueden inventar cosas y tener mucha iniciativa, pero también hay que aprovechar y aprender de la experiencia de los demás.
Qué cosas pueden hacer los padres
Vamos a hacer una lista:
§ traerlos a la catequesis y conocer su catequista. Tratar de saber la opinión y el punto de vista del catequista que lo conoce desde otra perspectiva.
§ Enseñarles alguna oración que sea como de la familia, p.e. cuatro esquinitas, con Dios me acuesto, al ángel de la guarda y otras (no muchas, pero sentidas). No se trata de que se pongan a estudiarlas, sino de que las recen, unas veces con el padre y otras con la madre y, a fuerza de rezarlas, se les quedan.
§ poner, con ellos, flores a la Virgen. He visto también a algunos padres que cuando les llevan a la misa , cuando llega la colecta les dan a ellos el dinero para que lo metan en la bolsa. Puede ser ese un buen modo de iniciarles en la participación. Otros les enseñan a comportarse en la iglesia, con el sacerdote, con el catequista etc.
§ contarles historias bíblicas, p.e. la creación, Caín y Abel, el diluvio, la historia de José vendido por sus hermanos, la historia de Tobías, de Job etc. y luego las parábolas y milagros del Evangelio. Estos pueden leerse todas las noches y comentarlos con los mismos niños.
§ la señal de la cruz que es una costumbre de raigambre española. Cuando queremos decir que alguien no sabe nada de religión solemos decir que no sabe "ni la señal de la Cruz".
§ enseñarles a bendecir la mesa. Pueden leerla y les hace mucha ilusión a los niños.
§ llevarles a ver la iglesia parroquial o a la iglesia de los abuelos cuando no hay ningún acto, para que puedan observarla con detención. Podrían incluso tratar de dibujarla que es la mejor manera de fijarse en los detalles. Me contaba un policía que en una ocasión habían robado un crucero en una parroquia y no se pudo recuperar a pesar de aparecer uno que podía ser aquel crucero porque, aun viéndolo todos los días, no eran capaces de dar detalles de sus diversos dibujos.
§ hablar católicamente, y habla así el que domina la lengua, el que trata a los demás, mayores o menores, con interés, con cariño y consideración. El que calla con buena cara, cuando la ira u otra pasión nos hace perder la serenidad. También habla católicamente el que utiliza esos modos de decir tan cristianos: Adiós, gracias a Dios, si Dios quiere, con la ayuda de Dios, buenos días nos dé Dios (y la Virgen) etc.
CAPITULO III
El papel de los padrinos
Podríamos resumir su papel en estas palabras: preguntar, sonreír, tener detalles materiales. Un buen detalle material es regalarle un Nuevo Testamento, que le puede acercar a un conocimiento directo de nuestro Señor. También pueden acompañarles a algún acto religioso y explicarles, con gracia, cosas que el niño no entienda.
A veces los padres tienen poco tiempo y poca paciencia, pero están los abuelos con abundancia de esos ingredientes. Si se empeñan, podrían enseñarles muchas cosas prácticas a los niños, de las que siempre se recordarán. No es de despreciar su colaboración. Recuerdo un abuelo que delante de mí le explicó a su nieto que en la comunión recibía a Dios. Se lo dijo con tal fuerza y convencimiento que dudo que lo haya olvidado. TAMBIEN sé de varias abuelas como le inculcaban a sus nietos la sinceridad en la confesión " tes que decir todo", y no cabe duda que a la hora de confesarse les habrá ayudado el consejo sencillo pero seguro.
Las reuniones de padres en la parroquia
En todas las parroquia se fomentan estas reuniones que tienen como objetivo sensibilizar a los padres a las celebraciones religiosas que se avecinan , intercambiar opiniones acerca de los niños, ver lo que se le enseña en el catecismo y planes al respecto, y otras cuestiones prácticas como el uso del vídeo, las fotos , la colocación de los niños, las flores etc.
Estas reuniones van haciendo la parroquia, establecen un conocimiento mutuo entre los feligreses que a lo mejor son vecinos pero no se hablan y también crean una relación de amistad con el párroco haciendo un mayor ambiente de familia tan provechoso para que la Palabra de Dios arraigue en el alma.
A los niños les enorgullece que sus padres participen. Recuerdo a un niño muy espabilado que había estado "trabajando" a sus padres para que comulgaran el día de su primera comunión. Al terminar la Misa le felicité porque habían comulgado los dos, o al menos eso me pareció a mí, pero él me dijo: mi mamá si, pero mi papá no comulgó. Ya lo hará..., le dije yo, y con esa esperanza se quedó.
Para hacer la primera confesión, a la que tienen derecho, no tienen que esperar a los días anteriores a la Primera Comunión. Pueden hacerla cuando quieran y sepan hacerla, y, si lo exige su alma pueden hacerla sin pedir permiso a nadie, y el sacerdote debe atenderles. Quedan siempre tan felices que el confesar por primera vez a los niños es una de los trabajos más gozosos de los párrocos.
En una ocasión un niño quedó tan contento de su confesión que hizo al anochecer, unas semanas antes de la fecha de su Primera Comunión, que ya quería comulgar en aquel momento y así lo manifestó. Sucede que un alma en gracia siente el poderoso atractivo de Jesús, así como el que está en pecado mortal, enemigo por tanto de Dios, difícilmente es capaz de estar - con sosiego- en una Misa. ¿cómo va a estar a gusto con quien no es su amigo?
Sin embargo es muy bueno que los padres ayuden en esos
momentos a resolver posibles dificultades o miedos (generalmente contagiado por
los mayores). La presencia del padre o de la madre y su interés por lo que
están haciendo, lo agradecen mucho los niños. A veces tienen dudas de si algo
es pecado o no, o les falta confianza en el confesor, y ahí tienen que
intervenir los padres.
Hay que decirles siempre la verdad para que vayan formando bien su conciencia y
sepan distinguir el bien del mal y graduar la gravedad de sus pecados, no por
el sentimiento sino por lo que dice la ley de Dios, los mandamientos.
La base de la confesión de los niños, no es tanto el estado de culpa en el que pueden hallarse, cuanto la finalidad formativa y pastoral, es decir: educarlos, desde su más tierna edad, para el espíritu cristiano de la penitencia, en el crecimiento del propio conocimiento y dominio de sí mismo, para que alcancen el justo sentido de pecado, incluso del venial y en la necesidad de pedir perdón a Dios y, sobre todo en el abandono confiado y amoroso en la misericordia del Señor.
Los grandes amores que hemos de dar a conocer
Los grandes amores de un cristiano son: Cristo, María y el Papa. Esto hemos de cultivar en el corazón de los niños con todos los detalles e iniciativas que nos sugiera nuestro amor por ellos. De ahí la importancia de vivir bien la Navidad o la Semana Santa, las fiestas marianas y el conocer cosas del Papa.
Los grandes principios a inculcar
§ Ser valientes: decir la verdad
§ Vivir en gracia: antes morir que pecar
§ Ser participativos: eso desarrolla la personalidad
§ La familia es algo grande: amor sacrificado por la propia familia.
CAPITULO IV. YA QUEDA POCO. COMIENZAN LOS ULTIMOS PREPARATIVOS
El mes de preparación intensiva. Qué deben saber los niños
En casi todas las parroquias se les ofrece a los niños un mes o unos días de preparación intensiva, de repaso y afianzamiento de los conocimientos básicos así como de la práctica e incorporación de aquellas cosas que van aprendiendo. Es un verdadero entrenamiento hacia la vida cristiana. Este tiempo suele variar de un sitio a otro, pero se ve la necesidad de un "algo más", cuando ya se van acercando los momentos de la Comunión.
En este tiempo los niños aprovechan mucho porque ven que las cosas ya van en serio y él también se las toma con mucho interés, es un tiempo provechosísimo y gozoso pues los avances que se notan en los niños son bien visibles generalmente.
§ Deben saber y entender según su capacidad las verdades que son necesarias con necesidad de medio para salvarse: Que Dios existe, que es remunerador, que el Hijo de Dios se hizo hombre para salvarnos.
§ Debe saber también lo que va a hacer: que es confesarse y como hacerlo, y qué es la comunión -distinguir el pan eucarístico del pan corriente-, la preparación que requiere y sus frutos.
Los preparativos materiales (fotos, traje, la comida)
En este momento, ya próxima la Primera Comunión, se empiezan a concretar todos los detalles y, sin olvidar lo dicho anteriormente, los padres empiezan a preocuparse de las cosas materiales. Hay que tener todo a punto para hacer una buena celebración.
En estas circunstancias hay que decir que las conversaciones de casa no han de girar exclusivamente sobre estas cuestiones materiales. Sería un fraude para el niño hacerle creer que lo importante van a ser los regalos o la comida. Eso se evitará si se hace ver la relación de lo material con el acontecimiento espiritual impresionante e increíble que va a tener lugar en el niño y en la familia: LA COMUNION. CRISTO MISMO EN MI ALMA.(la relación es fácil: el traje es para recibir con dignidad también externa al Señor, y es imagen del alma limpia y sin arrugas, las fotos son para recordar siempre ese momento y no dejar que se olvide- cuantos lo olvidan a los pocos días, indicando con eso la hipocresía que tuvo aquella celebración, mas bien que la falta de memoria-, la comida es un modo de reconocer la alegría que es recibir al Señor).
El traje, las fotos, la comida debe estar en servicio y para el bien del niño, no para los padres o amigos. Sin embargo, todos se verán ampliamente compensados por la felicidad y por la responsabilidad del niño. Da gusto ver a esos niños que no hacen caso a las fotos sino a Jesús, que no están pendientes de sí mismos sino de vivir el momento para el que se prepararon durante tantos meses.
Estas cosas externas no pueden acaparar la atención y distraer al niño de lo importante. A veces hay padres que todo lo centran en el video quizá para presumir ante sus amigos y le importa menos la piedad del hijo. Tienen que rectificar sus criterios y ser más profundos.
LA VÍSPERA DE LA PRIMERA COMUNIÓN
En una ocasión vi como una niña, la víspera de su Primera Comunión, se acercaba con varias amigas a la iglesia en donde iba a re6cibirla, visitaba con calma al Señor y miraba detenidamente el sitio en donde se iba a colocar, las flores, el altar...( cómo disfrutaba !. Me imagino lo mucho que le habrá gustado al Señor aquel detalle.
Quizá esa podría ser una buena sugerencia a hacer a los niños.
Empiezan a llegar los regalos... ¿Cómo se recibe un
regalo?
Se abre el envoltorio nada más recibirlo, se observa y se agradece, nunca se
hace un comentario negativo. Quizá el niño, como muestra de este agradecimiento
puede prometer al que se lo hace que va a pedir por él en la comunión. A
muchos, eso le compensará y alegrará abundantemente.
Puedo deciros que los sacerdotes después de los muchos desvelos que nos tomamos por los niños y padres a lo largo del año, nos sentimos bien pagados por esas oraciones inocentes de los niños en la seguridad de que suben derechitas al Cielo.
Los hermanos mayores han de estar implicados en toda la fiesta. Son como los modelos y ángeles custodios de sus hermanos más pequeños. Los pequeños miran con orgullo a los mayores, desean ser como ellos - por eso siempre deben darles buen ejemplo-y ven en el interés que muestran por ese acontecimiento una real y sincera muestra de cariño.
Sería muy bueno que en la misa se encargaran del servicio de orden, de hacer las lecturas, de acompañarles al ensayo y a la confesión y de confesarse ellos también. No hay nada más aburrido que un hermano mayor detrás de una columna e indiferente ante lo que ocurre.
Ese día todos deben estar de Fiesta, todos deben de preocuparse para que las cosas estén a punto y ha de notarse en casa un aire de servir.
Hay padres que dejan para última hora el confesarse, el ir a la peluquería, el planchar el traje etc, y no hacen más que correr y tropezar y...enfadarse, un día en que no se debería dar nada que ofenda a Dios.
Los niños han de llegar a la iglesia, junto con sus padres, un cuarto de hora antes de la celebración, de punta en blanco y con sosiego. No soy partidario de esos padres que vienen en mangas de camisa y descuidados, haciéndose los malos, o que quedan fuera de la iglesia dejando a su hijo huérfano, sabe Dios por qué motivos. Tampoco me parece que hagan bien algunas madres que vienen de "vaqueros" o vestidas con poca modestia o con trajes más propios de una boda o una fiesta de noche. Cada cosa tiene su momento apropiado.
La acción de gracias de la comunión ha de ser intensa, sin vídeos ni fotos, con recogimiento externo e interno, con piedad y con toda la calma del mundo.
La comida: He asistido a algunas comidas de Primera Comunión en donde había un aire de familia, se traía a comer a los amigos del hijo que le acompañaban en todo momento y le agasajaban. Sin embargo no siempre es así. Algunos toman como modelo las comidas de bodas, y copian cosas que en las bodas caen bien, pero en una Primera Comunión son de mal gusto. ¿Qué se podría hacer? Los padres y los hermanos mayores tienen que discurrir un poco, pero podría dedicarse al niño una o varias poesías cortas, hacer algún brindis, llevarle a la catedral o a la iglesia del pueblo a dar gracias y devolverle la visita a Jesús , firmar el álbum de fotos etc.
Los días y los meses después de la COMUNION, merecen capítulo aparte. Hay que mirar qué hacen los mejores padres de familia con sus hijos para que aquel crecimiento interior de los niños se mantenga, arraigue y se fortalezca. La fe y la vida cristiana del niño es como una velita encendida que se va a sacar a la calle y que si no se cuida quedará enseguida apagada.
Los niños, en general, están imponentes, da gusto ver lo majos que quedan. Basta cuidarles un poco y saldrán adelante con facilidad, pero por el contrario, si no se les sigue cuidando la vida espiritual , serán como un fuego que se apaga poco a poco, no porque se le eche agua sino por que no se le echa leña que le mantenga vivo. Hay quien desgraciadamente les "echa agua" con frases verdaderamente desafortunadas y que reflejan la herida profunda y sin curar que hay en el alma de algunos padres.
He visto a madres que el domingo siguiente -o por la semana- a la primera comunión se acercaban con su hijo a la misa y, ya sin trajes ni solemnidades, iban a comulgar. Si la comunión era importante la semana anterior, ahora que ha pasado una semana sigue siendo importante, aunque ya no haya aparato externo; así también la Sagrada Comunión se incorpora a la vida ordinaria. Nosotros ciertamente no somos dignos de recibirla, pero Dios es digno de que le recibamos.
Las vacaciones de verano. Fiestas de la Virgen
Generalmente coinciden las primeras comuniones en tiempo de vacaciones, cuando el niño está tranquilo y sin agobios de estudios y pasantías, lo que es una ventaja. Pero para muchos es un gran bache, pues entre la playa y los campamentos y las visitas a la aldeas de los abuelos, pasan semanas y meses sin acordarse de su Amigo que les espera en los sagrarios y las misas de las iglesias.
Sería muy conveniente que siguiera comulgando y confesando durante el verano, para que arraigue todo lo que ha vivido en esos días felices en torno a la Primera Comunión, y, sobre todo, para que no pierdan la gracia santificante, cometiendo un pecado mortal al desobedecer un precepto grave de la Iglesia como es la misa de los domingos. Esta labor es competencia de los padres, que podrán comprobar que es muy fácil indicarle a los niños que vuelvan a confesarse y comulgar, y ellos lo harán con mucho gusto y sin ninguna dificultad.
Ya no tendrán que ir al catecismo durante el verano, pues en esa época no suele haberlo, pero han de desear volver cuanto antes y así seguir teniendo un beneficioso contacto con los catequistas y los compañeros de la parroquia. Decía una catequista, con bastante sentido común, que cuando uno hace "primero de EGB" en la escuela, pasa para segundo. No se marcha de la escuela creyendo que lo sabe todo. Puede ser este un argumento inteligible para los niños que les cuesta pasar al Cate de los mayores.
He encontrado muchos niños por la calle que habían hecho su comunión con mucho jolgorio de fotos y de fiesta y a veces con mucha prisa por hacerla y no volvieron por la iglesia en varios años. Me vienen a la cabeza bastantes palabras para decir a los padres, pero dejo que cada uno se examine y las ponga él mismo.
Las numerosas fiestas de la Virgen que hay en el verano , son una estupenda ocasión para llevarles a santuarios marianos e iniciarles en el amor a María. Son, esos santuarios, lugares de gracia que ofrecen la oportunidad gozosa de un encuentro con María en un ambiente alegre y familiar. También suele ser fácil confesar y comulgar. Juan XXIII recordaba, cuando era Papa, -y tenía más de 80 años- como su madre le llevó de niño a una ermita de la Virgen que estaba tan concurrida que no pudieron entrar, entonces le llevó por la parte de afuera y le subió en brazos a una ventanita que daba al altar y le decía "mira a la Virgen, mira a la Virgen". Nunca se le olvidó, y le seguía influyendo en su ánimo.
La perseverancia depende de la formación y de la verdadera amistad con Jesús. Si falta esto, pronto se vendrá por tierra el trabajo de muchos meses e incluso años. Parte importante de esta formación es el ejemplo de los padres: unos padres que viven con gozo la fe, están formando bien a sus hijos.
El seguir en la catequesis de los mayores les ayudará muchísimo. Todo ese roce con Jesús les va formando y afianzando en los principios y la práctica de la fe.
Recuerdo la serenidad de una madre ante la primera crisis de un incipiente ateo. Un domingo por la mañana el jovencito - apenas 11 años- se le planta a la madre y le dice: "No voy a misa". La madre no se inmutó y le preguntó: ¿Por qué? Entonces el chico se revolvía para explicarse, pero lo más coherente que dijo fue: "Me aburro en la Misa". Entonces, ella pasó al ataque y comenzó a preguntarle:
§ ¿pides algo en la Misa ?
· Respuesta :No
§ ¿das gracias ?
· Respuesta :No
§ ¿te enteras de lo que Dios te dice?
· Respuesta :No
§ ¿cantas o rezas con todos?
· Respuesta :No
§ Pues, entonces, ¿cómo quieres que te guste la misa?
No hace falta decir que aquella primera batalla fue ganada por parte de Dios.
Otras madres se quedan tan tranquilas y cuando les preguntas cómo su hijo no va a misa, se justifican diciendo: "no quiere ir". Son esas madres permisivas que más adelante llorarán porque su hijo se enganchó en la droga o porque dejó de estudiar sin más, porque le costaba un poco aprobar, o ya nos les hace caso y les desprecia abiertamente, porque en su interior ya hace tiempo que les despreciaba, y todo porque se han limitado a contentar al hijo, dejarle hacer lo que le apetece y no decirle y razonarle la verdad que ellos - los padres- tienen, por experiencia y estudio. Cuando a los hijos les dicen la verdad, aunque vaya contra sus apetencias, ellos lo comprenden y lo aceptan tarde o temprano, y si esa verdad se apoya con el ejemplo gozoso de los padres, es muy difícil que los hijos se nieguen a incorporarla a sus planes y a su propia vida.
Después de la Comunión y, llevando un estilo de vida sacramental,, los niños van creciendo y van madurando, y ante las nuevas dificultades que les trae la adolescencia Dios les ayuda con un nuevo sacramento: la confirmación. Este sacramento ha de recibirse alrededor de los 14 años. Es una nueva y gozosa responsabilidad en la Iglesia: difundir y defender la fe con la gracia de Dios.
Después de la Primera Comunión ya empieza la preparación para este otro gran sacramento, completando así una etapa muy importante para su vida, formándose moral y cristianamente. A esto les ayudará la catequesis que se complementa con lecturas, charlas del párroco, retiros, confesión frecuente, asistencia a clubs de formación. Todo ello lo tienen muy presente los padres celosos del crecimiento interior de sus hijos.
Libros aconsejables para los niños
No terminaríamos bien esta conversación con los padres si no habláramos de ese gran amigo que es EL LIBRO. Los libros bien escogidos hacen mucho bien a todos, por eso te recomiendo algunos:
§ Nuevo Testamento
§ Vidas de Santos (colección infantil muy adecuada). Codesal. Sevilla.
§ la Colección juvenil de Mundo Cristiano.
§ Biblia para niños.
§ El trabajo de Pedro(en comic).
§ Pablo I el grande (en comic).
§ Francisco(niño vidente de Fátima).
§ Jacinta(niña vidente de Fátima)
Libros recomendables para los padres
§ Nuevo testamento
§ La Vida devota (de San Francisco de Sales)
§ La vida de María (Wilians) edit. Herder.
§ Camino (de Escrivá)
§ Surco ""
§ La FAMILIA (Carta del Papa sobre la Familia, que en latín se dice: Familiaris consortio).
§ Hablar con Dios (Francisco Fernández Carbajal)
Estos son libros de formación general. No tienen que ver directamente con la Comunión o la Misa.
* * * * *
Vive a fondo esta entrañable época de la PRIMERA COMUNION de tus hijos, disfruta de sus reacciones, corrige con bondad y con inteligencia sus caprichos, dale decididamente ejemplo, y habrás realizado con eficacia uno de los más agradables y bien pagados deberes de tu vida de padre. Pasarán los años y tus hijos seguirán viviendo de las experiencias acumuladas en este año de preparación y de realización de su primera experiencia importante de Dios. |
APENDICE I. LA COMUNION DE UN niño con síndrome de Down
Vayan aquí algunos criterios al respecto:
1. En la medida de lo posible hay que procurar que también estos niños lleguen a recibir la PRIMERA COMUNION.
2. En la subnormalidad hay grados. En muchos casos, respecto a las cosas de DIos, son incluso privilegiados pues dada su gran inocencia creen sin deformaciones lo que le decimos de Jesús. Hay otros casos que no podemos saber qué es realmente lo que llegan a comprender. Darles la comunión es como poner en un copón la sagrada forma. Puede haber otros que claramente sea desaconsejable, pues pueden escupir la partícula o armar un espectáculo con sus gritos e incoherencias.
3. Hay que recordar que la comunión se da a los bautizados a la edad de la discreción porque empieza a ponerse en peligro la gracia santificante que tienen por el bautismo, y entonces Dios viene en su ayuda con el alimento sobrenatural de la comunión. Por tanto el que no tiene ese peligro por no tener el uso de la razón, no necesita de la comunión.
4. Y si los padres quieren hacer la fiesta, reunir a los amigos etc.?- Esa sería una utilización indebida de un sacramento, que no debe tolerarse ni en caso de los normales.
5. En caso de polémica debe hacerse lo que está previsto en el derecho que es consultar con el Obispo y atenerse a lo que el diga.
6. Dentro de la casuística puede darse el caso de que comulgue otro hermano, y a los padres les gustaría algo parecido con el niño subnormal. Habría que buscar soluciones, como que se acercara a la comunión y hacerle una señal de la cruz, darle pan bendito por el temor de que lo escupa u otra cosa parecida, , con tal que no se exponga al Santísimo Sacramento a profanación, aunque sea involuntaria.
APENDICE II. LAS FOTOS Y EL VIDEO
En esta cuestión, debido a desacuerdos entre algunos párrocos y los fotógrafos, se han dado instrucciones concretas para regular el funcionamiento de este aspecto de las celebraciones. Hay que decir lo siguiente:
1. La iglesia no es un estudio de TV ni de fotografía. Hay que aceptarla tal como es y no tratar de cambiarla.
2. El centro de la atención no puede ser el fotógrafo y sus movimientos.
3. Hay que respetar ciertos momentos, de un modo particular: la predicación del sacerdote y el momento de la acción de gracias después de comulgar los niños. En esos momentos no debe haber nada que distraiga la atención de los presentes. Durante la predicación, porque si no sería inútil hacerla si están todos pendientes de salir en la foto o el video. Y durante la acción de gracias, porque el Señor está en el alma del niño y es Él quien debe ser atendido con todo detalle.
4. Los padres deben advertir a los fotógrafos que hablen antes con el sacerdote para que se pongan de acuerdo en relación con las características de la celebración, o, si ya saben las costumbres de la parroquia, deben comentárselas para evitar roces innecesarios.
5. No proceden fotografías de grupos ante el altar. Son más propias de la calle en donde se puede hablar y bromear, cosa que desdice del lugar sagrado.
APENDICE III. ALGUNAS ORACIONES
Es muy conveniente el mantener un ambiente de oración personal durante el tiempo de preparación a la PRIMERA COMUNION. TE ofrezco algunas oraciones que puedes aprender y repetir frecuentemente
"Dios mío, yo creo , adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman".
"Yo quisiera ,Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos."
APENDICE IV. EN DONDE HACER LA PRIMERA COMUNION
1. Si el niño está preparado, ya tiene libertad para hacer la comunión en donde quiera. No hay ley alguna que obligue a hacerla en determinado lugar. De hecho los párrocos certifican la idoneidad del niño sin ninguna dificultad cuando quieren hacer la comunión en otro lugar.
2. No hay que guiarse por criterios de conveniencia material, sino por lo que sea mejor para el bien espiritual del niño .
3. Es aconsejable que, si se preparó en la Parroquia, el mismo sacerdote que le preparó y le conoce sea el que le confiese. También sería conveniente que él mismo le diera la comunión y así lo sienten y desean muchos padres. Hay un precedente en Juan Pablo II
, que en una ocasión le pidieron diese la comunión a los niños de Roma y se negó enviándoles al párroco que les preparó en sus parroquias. Esa experiencia de Cristo, tan importante y decisiva, es conveniente que se haga en la parroquia en donde luego seguirá viviendo su vida cristiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario