Hoy, día de Pentecostés, hemos despedido el tiempo pascual, y lo hemos hecho con el cirio vestido de fiesta y apagándolo después de la última Misa del día.
No nos despedimos de Jesús resucitado, que sigue con nosotros en cada uno de los sacramentos y, a mayores, hemos recibido una nueva compañía que es el espíritu Santo, Señor y dador de Vida.
Comenzamos, mañana, el tiempo ordinario con una fiesta de la Virgen,
María madre de la Iglesia, que es mañana lunes y es ésta una fiesta
relativamente reciente pero nos recuerda
esa otra compañía que se nos da en cada Misa como en el Calvario.Tienes ahí a tu Madre.
Todos motivos de alegría y de acción de gracias y esperanza en el futuro.
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