Nació, D. Eugenio, en Pontevedra el 15.3.1927, y recibió la ordenación de sacerdote el 29.06.1950 en Santiago. Falleció, ha concluido su peregrinaje para entrar en la Casa del Padre, el 27 de febrero de 2022. Descanse en paz.
Le conocí en el seminario en donde estuvo de director y de profesor. Fue poco después de su ordenación. Lo recuerdo como un director que conseguía mantener la disciplina a pesar de ser nosotros, jóvenes en edades difíciles y de ser muchos. Sólo en mi curso pasábamos de 100 en los primeros años.
Conseguía también que estudiáramos y era bastante exigente en sus asignaturas, física, química y naturales que explicaba con detalle y nos dejaba en libertad para escoger el libro de texto que quisiéramos.
En cuanto al trato con seminaristas tuvo algunas innovaciones para aquella época. Al menos recuerdo una que a mí me resultó atractiva. Nos decía que aunque no tuviéramos problemas para consultar, que pasáramos por su habitación para hablar de lo que nos apeteciera. Él nos escuchaba con atención y el que más y el que menos salía de allí contento y decidido a ser mejor. Al menos había alguien que escuchaba nuestras inquietudes.
D. Eugenio estudió carrera universitaria de física y química y al terminar siendo ya licenciado fue al seminario. En sus tiempos de estudiante fue catequista de niños en un conocido catecismo de la ciudad y allí conoció a un sacerdote que quizá tuvo que ver con su vocación al sacerdocio.
Después de unos años en el seminario, fue un año, al menos, de misionero a Bolivia. Uno de los obispos bolivianos había pedido sacerdotes voluntarios y él se presentó con otro más, D Antonino que era entonces párroco de Cee.
A su vuelta de esa experiencia misionera se dedicó a dar clases, pasando por el Seminario Menor y diversos institutos.
Le veíamos mucho por las calles de Santiago pues celebraba la S. Misa en S. Benito, mientras se lo permitieron sus fuerzas, y, como iba a pie, desde su casa a la iglesia, era fácil encontrarle y saludarle por la calle.La misa de funeral será en la parroquia de S. Fernando el miércoles, día 2, a las 17 hs; entre tanto, le ofrecemos unas flores de avemarías que, sin duda, le llegarán al Cielo.
Podemos concluir, en su nombre, con las palabras del oficio de las horas del día de hoy:
Te damos gracias Señor por el gran amor con que nos amaste; continúa mostrándote con nosotros rico en misericordia (laudes de la VIII semana del Tiempo ordinario).
Víctor Manuel Sánchez Lado
Párroco de S. Cayetano
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