Nació D.
Fidel el 17/7/1938 en Means,
Vilaño-Laracha y se ordenó de sacerdote el 4/8/1964, en Santiago.
Falleció en el Hospital Provincial , el domingo día 18 de diciembre de 2022 . Exequias en Vilaño el 19.
Le conocí en el seminario y mi trato más continuado con él fue en la Casa Sacerdotal, en donde coincidimos varios años.
Sus compañeros de curso le llamaban cariñosamente Lucho, que era el diminutivo de Fidelucho. Con ellos mantenía buenas relaciones.
Estuvo en la parroquia de Bergondo por poco tiempo y luego pasó a San Crimenzo de Pazos en donde pasó la mayor parte de su vida hasta que se jubiló.
La Voz de Galicia, cuando D. Fidel se jubiló, puso un amplio reportaje sobre la labor pastoral de D. Fidel y sobre un magnífico homenaje que le ofrecieron los vecinos y amigos. Pongo aquí algo de ese reportaje:
" D. Fidel
ha hecho mucho más que la labor pastoral. Promovió proyectos sociales y de
infraestructuras, gracias a su impulso se construyeron pistas, puentes, se
asfaltaron caminos. Reformó por completo las cuatro iglesias. Organizó viajes
para niños y mayores. Creó los primeros coros parroquiales de la zona.
Fuera de sus dominios, presidió la asociación
Adro, fue secretario 3 años del equipo de fútbol de Baio, profesor de religión
en el colegio Labarta Pose de Baio y en el de Zas (4 años), además de en el
instituto Terra de Soneira de Vimianzo (13). Impulsó el inventario de los
bienes religiosos de los arciprestazgos de Soneira y Nemancos. Su huella es
amplia".
Fue a Tierra Santa varias veces de donde vino entusiasmado. Lo comentó en una tertulia en la Casa sacerdotal con mucho detalle y amor. Le gustaban los viajes y fue también a otros sitios de España y extranjero
En la Casa sacerdotal le gustaban largas conversaciones que a veces tenía después de la comida o de la cena al lado de una ventana que daba al patio de juegos de los niños. Le dije alguna vez que tenía que escribir esas conversaciones y el título del libro podría ser: “conversaciones desde la ventana”
También le gustaba salir de la residencia a dar un paseo, con frecuencia bastante largo, del que llegaba cansado pero satisfecho.
Me contó una vez que venía muy contento porque había coincidido con un grupo de peregrinos y se unió en conversación a uno de ellos y entró en temas espirituales y le animó a confesarse, cosa que hizo al pasar por la iglesia de Santa María del Camino.
Ayudaba, espontáneamente y sin que se lo pidieran, a uno de los sacerdotes al que, en el comedor, le preparaba la silla y le ayudaba a sentarse para que pudiera comer con comodidad. Lo hacía siempre que hacía falta.
Iba a concelebrar todos los días y se colocaba en el primer banco, tal vez para oír bien y a la hora de la comunión habitualmente dejaba pasar al que viera que iba con premura o veía ya mayor.
Le gustaba ir a comer con los amigos especialmente los
domingos y estaba al tanto de las
preocupaciones de quienes le rodeaban y de como iba el mundo.
Recibió las atenciones médicas pertinentes, también de los cuidadores de la Casa Sacerdotal. Cuando se puso peor y antes de ir al hospital, recibió la Unción de enfermos de manos del capellán de la Casa, y luego también, como iniciativa del mismo capellán, se ofreció el rosario a la Virgen pidiendo por él, que era muy querido de todos.
Le trataron muy bien en el hospital en donde le acompañó su familia y le visitó, varias veces, le director de la Casa Sacerdotal y algún otro sacerdote. Descanse en paz y que María, a quien tanto quería, le acompañe.
Víctor Manuel Sánchez Lado
Párroco de S.Cayetano
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