martes, 30 de septiembre de 2014

Algunas historias en torno a la beatificación de Álvaro del Portillo




Uno  de los autobuses que salieron de Santiago y Galicia fue el nuestro. Salimos después de Misa en la capilla de S.Roque,  rumbo a Madrid. Como el  viaje lleva su tiempo tuvimos la oportunidad de hacer algunas normas de piedad en el camino. Meditación, rosarios, y una amplia explicación  que hizo D. Jaime López Ramón sobre la figura de D.Álvaro.

En el hotel se nos acercó un guardia civil de tráfico que nos preguntó que pasaba en Madrid pues les habían avisado, de la noche para la mañana,  a  centrarse en esa beatificación. Durante el viaje tuve varios sms de seminaristas del Bidasoa para ver de encontrarnos en Baldebebas, lugar de la beatificación,  cosa que luego se vio imposible dado el gran número de concurrentes y la dificultad en moverse.

Miguel Mallo a quien le celebramos su santo
El día de la beatificación tuvimos que madrugar y a pesar de los planos y videos que nos dio la organización nuestro conductor tuvo que pedir auxilio a un taxi que nos fue guiando hasta las cercanías. Nada más llegar,  vimos riadas de gente, era una especie de tsunami pacifico en donde cada uno tenía destinado su sitio y allí se dirigía.

Daba gusto ver a los voluntarios que estaban extendidos por la zona de aparcamientos hasta el lugar de la Misa. Eran  jóvenes, bien vestidos y que rezumaban alegría. Dispuestos a resover los pequeños problemas de los asistentes.

pic-nic al terminar la beatificación
Ya situados en nuestro ssitio,  vimos gente de todos los lugares y colores. A mi alrededor había gente de Paraguay, de Africa etc. Lugo vimos japoneses, de India…se repetía lo de los hechos de los apóstoles, partos, medos, elamitas, de Bitinia. Destacaban por su elegancia y colorido las africanas. Sólo de Nigeria vinieron 600 personas de color. Asi nos lo contó un sacerdote que los acompañaba y ayudaba.

Yo concelebré en la capilla 10 y como era la última concelebración consagramos unos 80 copones llenos de partículas. Le decía al Señor allí presente realmente que le esperaban corazones limpios y enamorados y cuando di la comunión le volvía a decir, Señor aquí los tienes mira que majos y como te quieren.
Tertulia después de comer
La alegría y la unión eran patentes. Los sacerdotes que allí estaban eran más bien jóvenes, se les veía alegres, rezando el rosario en la larga espera o leyendo el oficio de las horas. En una familia que estaba con sus niños, una niña de 7 años se pasó rezando todo el rato, y, cuando salió la imagen de D. Álvaro en la pantalla, se echó a llorar.

Llamó a todos la atención el silencio que se produjo ya al comienzo de la Misa y luego como todos a la hora de la consagración se pusieron de rodillas en el duro suelo. Toda la Misa fue solemne y devota y la intervenciones una auténtica siembra del  Espíritu Santo.

La retirada fue pacífica,  aunque algunos se perdieron y no encontraban su autobús, eran   ovejas perdidas que luego el respectivo pastor las llevó al redil que era el grupo y su autobús.


Luego salimos en dirección a Fátima. Allí, en Fátima, tuve un encuentro providencial.

 Pasaba,   en una silla de ruedas con motor, un señor de unos 50 años;  cuando pasó a mi lado le di una bendición y se paró. Me dijo que era sacerdote.

 Estaba pasando unos días en Fátima y era del norte de Italia. Le ayudé a acomodar una mantita y a ponerse una cazadora. Me dijo que había que ser todo de Dios, pero todo. Me contó que él se había convertido en aquella plaza y que luego se hizo sacerdote. Luego añadió que lo importante lo hace Dios por eso había que estar unidos a Él y secundar sus luces. Nos prometimos mutuas oraciones y  se despidió con mucho afecto. Iba a ver de cerca la procesión con el Santísimo que salía en aquel ínterin.

Fui a la Capilla del Santísimo y a la de confesiones. En ésta hablé con la religiosa que ayuda a resolver las dificultades de los penitentes y pone un poco de orden.

 Le pregunté si había milagros y me dijo que muchos y los principales eran allí: milagros espirituales de vuelta a Dios. Después de esos milagros mucha alegría, no en vano se le llama a la confesión el sacramento de la alegría.

 Me pidió que la encomendara pues es un trabajo que agota.

En Fátima vimos una magnífica exposición de belenes en los locales de la parroquia. Eran belenes de todo el mundo en especial de Portugal, muy originales y bien iluminados y decorados. Mucha gente los estaba viendo.
Un grupo de S. Juan

El Cardenal Angelo Amato resume el mensaje de D.Alvaro diciendo que hemos de ser santos con una santidad amable, misericordiosa, afable,mansa y humilde .

Habla también  del aroma agradable de la santidad que contraresta y purifica los miasmas de muchos vicios...

Comimos al regreso, en un restaurante de Bon Jesus, un rico bacalao y luego fuimos a visitar el santuario  de la Virgen de  Sameiro en donde vi anunciado en un gran cartel,  un año de extraer las consecuencias sociales de la fe (2014-2015).

Santuario de Sameiro

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