El sacerdote se quejaba de la falta de
vocaciones a pesar de moverse y de poner avisos en internet etc.
Mi amigo le
dijo que el secreto era estar de rodillas ante el sagrario y pedir mucho, mucho. Llegó a decirle que para todo era
necesario rezar, rezar y rezar.
El sacerdote dijo varias cosas confusas aunque aceptó que
eso sí era necesario.
Conocí a unas religiosas contemplativas que se estaban quedando
en cuadro y ya mayores. En un encuentro en el locutorio les pregunté que
estaban haciendo para conseguir vocaciones y me dieron una respuesta
sorprendente. En el oficio de vísperas rezamos una de las preces pidiendo vocaciones. Yo
pensé para mí que con aquello no iban a conseguir mucho del Señor que quiere
que le insistamos.
Jesús mismo nos da ejemplo pues dedica tempo a la oración,
noches en oración, madruga para ir a lugares solitarios y rezar y a veces
exclama invocaciones al Padre. Luego visita ciudades y aldeas, llama a jóvenes para que le sigan y los forma,
y, finalmente da la vida.
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