Así me dijo el monaguillo, Pablo, un niño de 11 años que me ayudó a la S.Misa con su túnica blanca y ayudado, a su vez, del veterano Ricardo, que le iba enseñando.
Al llegar a la vuelta de la Misa a la sacristía iba a subir a quitarse la túnica, pero volvió sobre sus pasos, me miró y dijo: Conmigo, puede contar.
Tal vez captó que yo había pedído colaboración a los feligreses, en este tiempo que ya es difícil encontrar esa buena disposición en algunos.
Pablo el dia de su Primera Comunión |
Aunque parezca de poca importancia, ese ofrecimiento de un niño, sin embargo me parecíó como si el Espíritu Santo me dijera que no me preocupara, pues Él movería los corazones y tendría con quien contar.
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