Ha fallecido el M.I.Sr. D. Manuel Iglesias Pérez. En la página de pastoral diocesana viene un preciso resumen de sus datos personales y de los encargos diocesanos que tenía.
Trae también una carta muy emotiva para los sacerdotes que
se reunían el día 8 en Santiago con motivo de la festividad de San Juan de Ávila,
patrono del clero español. A él le tocaba de estar presente entre los que
cumplían 60 años de sacerdote, pero no pudo por su enfermedad; no obstante, se hizo presente a través de una carta que
copio a continuación:
"Obligadamente
recluido en el lecho del dolor, en el policlínico La Rosaleda, quiero hacerme
presente entre vosotros a través de esta carta, que os envío por mi hermano
José Antonio, sacerdote diocesano en Nicaragua.
Adentrados
en los ochenta, nuestra vida sacerdotal ha ido discurriendo en los tiempos y
lugares que la Iglesia ha querido para cada uno. Para mí han sido cuarenta y
seis años en el Seminario Menor, de pedagogía vocacional; veinticinco de
apostolado rural, en las parroquias de Aro y Broño; veinte en el Apostolado
Mundial de Fátima y como delegado de Misiones; y los últimos trece en la
catedral, como capitular del Cabildo. Podemos decir con san Pablo a Timoteo: "Bonum certamen certavi, cursum
consumavi, fidem servavi". Ahora nos espera la corona que el Señor nos
concederá, previo arrepentimiento y la confesión de nuestros pecados y
deficiencias.
Son éstos
momentos de agradecimiento a Dios, a nuestros padres y formadores, a todos los
que han ido sembrando el bien a nuestro paso, y, cómo no, a los señores
Arzobispos que en nosotros dejaron su benéfica huella, desde el cardenal
Quiroga, que nos confirió el sacerdocio en 1955, hasta el actual don Julián y
su obispo auxiliar, que presiden esta celebración. Entretanto, diremos con el
salmista: "Cantaré eternamente las misericordias del Señor", mientras
pedimos y esperamos con el discípulo amado: "¡Ven, Señor Jesús!"
Siempre
vuestro,
Manuel
Iglesias Pérez."
D.
Manuel procedía de una familia cristiana y numerosa, de 9 hermanos, y tenía familiares también con familias numerosas.
Mi trato con él fue sencillo. Vino dos
veces a San Cayetano y luego lo veía por la catedral o la oficina de misiones y siempre te daba una
palabra de afecto.
También
le visité en la Rosaleda cuando estaba enfermo y me dio la impresión que
llevaba muy bien la enfermedad. No se quejaba ni hablaba mucho de ella. Lo
suficiente.
Lo invitaban a distintos sitios a predicar. Tenía una
voz fuerte y timbrada, hablaba despacio y era contundente en sus afirmaciones. No
dejaba lugar a dudas. El contenido de su
predicación estaba muy bien hilado, discurría como el agua de un manantial, todo
bien conexionado. La gente le escuchaba con gusto y quedaban muy impresionados.
Hizo muy buena labor en los distintos encargos, tanto
en las parroquias como en las misiones o en el apostolado de Fátima. Ahora
mismo está previsto la visita de la imagen
peregrina de la Virgen de Fátima a Santiago en el mes de octubre, en lo
que él tuvo parte importante.
En cuanto a la labor por el mundo de las misiones , enviaba siempre una carta a todos los sacerdotes, en los momentos más significativos, en la que animaba a cooperar, motivando las colectas y la oración.
Sus amigos dicen que sabía muchas anécdotas y cosas graciosas. Las tertulias con él eran muy divertidas.
En cuanto a la labor por el mundo de las misiones , enviaba siempre una carta a todos los sacerdotes, en los momentos más significativos, en la que animaba a cooperar, motivando las colectas y la oración.
Sus amigos dicen que sabía muchas anécdotas y cosas graciosas. Las tertulias con él eran muy divertidas.
Que el Señor y la Virgen le den el ciento por uno y la
vida eterna.
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