El sábado 13 de junio de 2015, se llevo
a cabo la IV Jornada de la Familia en la Parroquia de San Cayetano, en donde
hubo testimonios sobre la familia, oración y consagración de las Familias al
Inmaculado Corazón de María y se culmino la Jornada con la Santa Misa cantada
por el coro: Coral Ponte Mantible – Guadalupe.
Ahora, les comparto los testimonios que
se dieron en la Jornada:
Testimonio de Fidelia.
“Es originaria de Guatemala, tiene 14
hermanos, soltera y gracias a su generosidad y entrega a la iglesia, donó una
imagen traída de su pueblo de la Virgen de la Asunción Patrona de Guatemala.
Ella nos comparte la experiencia vivida
en su familia y como los años vividos en familia le han ayudado a ser una
persona llena de valores cristianos, a estar en sintonía con Dios y amar a los
que la rodean como una gran familia como lo es la Iglesia Católica.
Su testimonio: “Recuerda mucho a sus
padres por la enseñanza que recibió de ellos, en particular de su madre ya que
desde muy pequeña junto con sus hermanos les enseñaba el catecismo y les
preparaba para la primera comunión ya que el catequista vivía demasiado lejos.
Es cierto que cuando la familia crece, los hijos cogemos cada quien nuestro
camino y cada quien forma su familia, siempre y cuando ayudados por Dios.
Y como lo decía el Padre (Don Victor) –
yo siempre estoy acostumbrada a decir Padre a los sacerdotes, ya que en mi país
así les llamamos- entonces cada quien como puede con la ayuda de Dios, ir
formando su familia y convirtiendo los principios cristianos en normas de vida,
transmitiéndolos a los hijos.
Yo no me case, desde los 14 años me
llamaba mucho la atención la vida religiosa, y tuve la oportunidad de conocer
monjas, pero al final no decidí optar por esta forma de vida, pensaba que era
un sacrificio muy alto y que aun no me sentía preparada para esto. Entonces
decidí mejor otro sacrificio como el de cuidar de mis padres y mis hermanos. Y
en gran parte me encuentro agradecida con Dios porque lo he conseguido con mucho
cariño y esfuerzo. Mi última hermana tiene 17 años y está terminando el
bachillerato para luego comenzar la universidad.
Gracias a Dios, mis padres nos dieron a
todos la oportunidad de estudiar; yo, viviendo la vida cristiana, conocí a un
sacerdote muy bueno, y me llamo la atención su manera de trabajar y tuve la
oportunidad de trabajar con él durante 17 años, hasta que me vine a vivir a
Santiago hace mas de 7 años, y a allí me fui formando como cristiana, pero
primero se empieza por la familia.
Cuando se es educado cristianamente por
los padres, con las poquitas luces que ellos tengan de Dios, pues los valores
cristianos van creciendo. Hoy el Evangelio de San Lucas nos habla de la familia
de Nazareth y a mí me llama la atención lo que dice la primera lectura tomada
del profeta Isaías: “La estirpe de mi
pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los
que vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor”, en las
familias, pienso yo, que deben de empezar y que en la familia de Nazareth, como
el mejor modelo de las familia, vemos que a los hijos se les inculque, el amor
a Dios, para ser testimonio entre los pueblos que no creen en Dios; y así nos
convertiremos en esa estirpe elegida por Dios y reconocida por las naciones.
Es la misericordia de Dios quien nos
ayuda a vivir en una familia tan numerosa como la mía pero también la Gracia
que tenemos todos de vivir en una familia como lo es la Iglesia, ya que la
Iglesia somos todos los bautizados y también porque la Iglesia es
ejemplo de fiel seguidora de los mandatos Divinos y porque da cumplimiento del
Evangelio.
Gracias a esa misericordia de Dios,
somos una familia unida, ya muchos de mis hermanas se han casado y siguen el ejemplo
de mis padres en la educación y formación cristiana a sus hijos. Mi madre tiene
62 y mis padre 73. Mi madre dice ahora: ya
que todos han crecido y tienen sus familias, ahora tengo más tiempo para
dedicar a Dios, y ahora es ministra extraordinaria de la comunión, ayuda en
su parroquia, va de misión hasta 8 días con demás hermanos de la parroquia.
Y para mí eso es una belleza, una
regalo que Dios da, en especial a mi madre con mi padre y gracias a Dios todo
marcha bien, porque el Señor nos sigue bendiciendo y ahora lo siguen haciendo y
ella le dice a unas de mis hermanas que aun no están casadas, que se casen para
estar en gracia con Dios y que tomen el ejemplo que ella les ha dado y así agraden
a Dios con su vida”.
Testimonio de Paco.
Paco tiene 43 años y tiene 18 años de
casado con Tere, tienen 7 hijos y forman parte de una comunidad neocatecumenal
de Guadalupe, y nos comparte su testimonio sobre la familia:
“Mi familia muchas veces parece un
desastre, hay sufrimientos, hay problemas; pero la belleza ¿Dónde está? ¿Estará
en que vayan todas las cosas bien, estará en que haya dinero, en que haya
salud? La belleza de la familia no está en esas cosas.
Yo vengo de una familia todo lo
contrario de la cual es ahora, somos dos hermanos y una familia que quiero
muchísimo, una familia normal pero en donde Dios no era el centro, estaba
presente de algún modo como en tantas familias. Yo considero que la familia es
una cosa buenísima, y como cosa buenísima que es, puede hacer mucho bien o
mucho daño. Una familia en donde no se vivan las cosas bien puede hacer mucho
daño a la persona, cuando era niño tuve sufrimientos en mi familia. En los
valores de mi familia, estaba Dios, pero los principales valores eran los que
tienen casi todo el mundo hoy en día, en donde lo que más importa es el
trabajo, el dinero, el bienestar, entre otros. En casa no se practicaba el
perdón, y no se sentía ese ambiente de familia que hoy vivo junto a mi esposa e
hijos, y por eso, yo sufrí mucho de niño, mi casa era como una hotel,
entrabamos y salíamos cuando se nos daba la gana, y esto me llevo a tener una
adolescencia muy difícil, pues caí en los vicios y deje de creer en Dios.
Pero, el Señor tubo misericordia de mi,
vino a mi encuentro, me vino a buscar a través de uno de sus instrumentos: un
sacerdote llamado Don Miguel, yo entre a una iglesia en un momento en que
estaba muy desesperado, ya que había tenido muy malas experiencias con algunos
amigos. Entonces, este reencuentro con la Iglesia me ayudo mucho porque fui
descubriendo a como ser una persona, cosa que no descubrí en mi familia.
Gracias a la Iglesia he visto a Dios, y
fue la Iglesia la que me enseño como ser un verdadero cristiano, y a dejar la
forma de vida que llevaba, prácticamente tuve un proceso de conversión, pude
pedir perdón a mis padres y poco a poco fui creciendo como persona lleno de
valores.
Comencé un noviazgo con la que ahora es
mi esposa, tuvimos un noviazgo casto y después nos casamos. La gente nos decía
que estábamos locos, ya que ni trabajo teníamos los dos para sostenernos
económicamente, los padres de ella no aceptaron la decisión y ni siquiera
asistieron a la boda.
Pero teníamos una convicción de que el
Señor nos llamaba a formar un matrimonio y que con su ayuda saldríamos adelante,
y así ha sido.
Gracias al Señor, pudimos conseguir un
trabajo y empezamos a tener nuestras cosas y todo lo demás que tenemos hasta
hoy, nos ha bendecido con 7 hijos. Pero todo con sufrimientos muy grandes,
hemos tenido sufrimientos en donde allí hemos descubierto a Cristo, en las
cruces de la cada día hemos descubierto a Cristo.
Por eso creo, que la belleza de la
familia se encuentra en la Cruz, en el poder perdonarse y en el amar a los que
están a tu lado. Los sufrimientos que más han marcado nuestra vida, han sido la
pérdida que mi Esposa ha tenido de los niños, que no ha podido nacer y allí
hemos visto como Dios se vale de algo pequeño para demostrarnos que él es Dios
y que los hombres no pueden hacer nada por sí mismos, porque es él quien nos da
la fortaleza de enfrentar estos acontecimientos. Y así nos humillamos ante Dios
y ante la Virgen, y él nos enaltece, “porque
un corazón humillado tú no lo desprecias, Señor”
Hace poco hemos tenido otro
acontecimiento en nuestro matrimonio, y es que nuestra hija de 12 años sufre de
anorexia y que hace dos meses que está ingresada en el psiquiátrico y yo cuando
entro mi hija allí, dije: eso para el mundo es una prueba de que Dios no
existe, porque el mundo cuando ve el sufrimiento piensa que Dios no existe,
porque si existiera no permitiría esto a personas que van a la iglesia y que
están cerca de Dios, y sin embargo yo lo veo como una caricia del Señor, que
pese al sufrimiento, el Señor te resucita y te salva, yo he visto como por todo
esto que estamos pasando Dios esta más cerca de nosotros. Por eso considero que
el sufrimiento te hace estar más cerca de Dios.
Una familia sin Dios, no es una
familia, porque no hay amor, no hay comprensión, no hay unidad. El Señor es el
que construye el matrimonio, educa y anima toda nuestra vida cotidiana.
Lo más importante es Dios, la fe es más
importante que todas las cosas”.
Testimonio de Patricia Fra.
Patricia es una feligrés muy conocida
en la parroquia, pertenece a una comunidad del camino neocatecumenal, y
colabora en la parroquia cantando las misas de los domingos por la mañana, y
nos cuenta su testimonio sobre la belleza de la familia:
“Soy hija única, estoy casada por la
iglesia pero ya tengo 20 años separada y entonces me preguntaba sobre que podía
hablar de la familia, cuando me invitaron a dar un pequeño testimonio y quiero
referirme a que no solo tenemos una familia que nos unen vínculos de sangre
sino que por la comunión de los santos, la oración y el vivir una mima fe,
podemos se parte una familia espiritual como lo es la Iglesia. Porque la
Iglesia es una Familia.
Ya que cuando pasamos por dificultades
dentro de la familia o problemas de salud de alguno de nuestros familiares,
como paso con mi padre, puedes llegar a comprender que la oración te une a
otros que quizás no son de tu familia de sangre pero que se convierten en una
familia espiritual que se apoyan en la enfermedad con la fuerza de la oración, tal
como sucedió con un señor que conocí que se encontraba enfermo al igual que mi
padre, pero, que junto a mi padre perseveraban en la oración, con el rezo del
Santo Rosario y otras oraciones, hasta que les llego su hora de retornar a la
casa del Padre Celestial.
Esto me llevo a pensar, que toda
familia debe de ser perseverante en la oración para experimentar esa unión
intima con Dios y con los demás, y a saber que nuestra familia no solo es
aquella que nos unen vínculos de sangre, sino que también formamos parte de una
gran familia espiritual que nos ayuda a estar en sintonía con Dios y con
nuestro prójimo, por medio de la oración y de los sacramentos.
Por eso, familia también somos todos los
bautizados que pertenecemos a la Iglesia y que nos une una misma fe y
un mismo deseo de amarnos como el mismo Señor nos ama y de ayudarnos mutuamente
para fortalecernos y vivir nuestra vida cotidiana. Dando amor al que lo
necesita y brindando nuestra ayuda, no solo material sino que también
espiritual.
Por lo tanto, termino diciendo que la
belleza de la familia se encuentra en la oración mutua de quienes la conforma y
en la vivencia de una misma fe, en el amor”.
He tratado de plasmar los testimonio tal y como fueron
dichos el día de la jornada y al escribirlos me doy cuenta del gran valor que
tiene la familia en nuestra sociedad y en nuestras vidas y es por ello que les
animo a que recemos mucho para que los valores cristianos no se pierdan y para
que alrededor del mundo se formen muchas familias santas y sepan llevar con valentía
y entusiasmo esta maravillosa vocación que el Señor da a sus hijos y para que,
no teman en asumir la cruz que esto conlleva, porque es en la cruz en donde
encontramos a Cristo que nos fortalece.
Luis Enrique Valle López
Seminarista de la Arquidiócesis de San Salvador, El
Salvador, C.A.
Colegio Internacional Bidasoa.
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