martes, 30 de junio de 2015

Cristina, una joven indonesia que entra en el carmelo de Santiago.




El domingo 28 de junio, tuve la oportunidad de presenciar el ingreso de una chica procedente de Indonesia al convento de las Carmelitas en Santiago de Compostela.
Fue un momento muy emotivo, ver a Cristina junto con sus padres y hermana, a la entrada del Convento y sobre todo la disposición y entrega que mostró desde el inicio para consagrar su vida a Cristo. Se notaba un poco nerviosa, pero lo que más me llamo la atención fue que siempre mantuvo una gran sonrisa en su rostro, sin duda era Cristo que se reflejaban en ella y esa alegría que sentía,  creo que no hay manera de explicarla.

Padres y hermana de Cristina

El rito para ingresar al convento comenzó en el atrio de la puerta que conduce al Convento, estábamos todos reunidos esperando a que las Madres abrieran las puertas para recibir a la nueva postulante.

 Al abrirse la puerta el Sacerdote carmelita comenzó con un breve saludo y luego procedió a la bendición de Cristina con el Escapulario con el que se pedía a la Santísima Virgen del Carmen su Maternal protección para Cristina.

 Acto seguido, Don Jaime,  quien  acompañó en sus inicios de discernimiento a Cristina, le impartió una solemne bendición en latín y terminado el rito de bendición, Cristina recibió de la Madre Superiora en la entrada del Convento el Crucifijo, el cual besó y abrazó con profunda devoción: esto como gesto de aceptación de compartir los sufrimiento de Cristo Crucificado en la soledad y en la oración que caracteriza a las Carmelitas. 
Luego, fue recibida por todas las Hermanas Carmelitas con un abrazo,  como signo de bienvenida a la nueva Familia Carmelita y en seguida se cerraron las puertas del convento y nos dirigimos al interior de la iglesia conventual  para hacer la consagración a la Virgen del Carmen junto a Cristina, que ya se veía al otro lado de la rejas que separan el templo  del Convento. 


También el Padre Carmelita aprovechó para hacer una breve reflexión,  dirigida principalmente a Cristina y a sus Padres, en donde les animaba y les hacía ver lo grande y maravilloso que es Dios con sus hijos y que es Él quien ahora bendecía a su familia por la entrega que Cristina hacía de su vida , al querer consagrase como esposa y fiel servidora de Cristo.
La pequeña celebración terminó con una oración dirigida a Santa Teresa de Jesús, que en este año celebramos sus 500 años de nacimiento, pidiendo su intercesión ,  luego  se entonó la Salve Regina dedicada a la Virgen del Carmen.
Fue un momento muy emotivo ver como Cristo aun sigue llamando en cualquier parte del mundo a personas que se consagren a su amantísimo Corazón, a pesar de ver que en la sociedad se pretende olvidar a Dios.

 Esto es una comprobación de que Dios está presente y que no nos desampara, ni nos dejará jamás porque siempre nos seguirá dando Ministros y fieles siervas de su Reino. 

Por eso, les invito a que siempre llevemos en nuestras oraciones a aquellas personas que se consagran a Cristo y para que nos dé muchas vocaciones a la vida Religiosa, Consagrada, Misionera y Sacerdotal.


Seminarista Luis Enrique Valle López
Colegio Internacional Bidasoa.

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