Un joven que busca
trabajo pero no lo encuentra, vino a la parroquia a pedir una ayuda como hizo
en otras ocasiones. Me contó que había dormido en un cajero de un banco como
casi siempre. Yo creo que ya se olvidó de lo que es una cama.
Debió de dormir bien con un sueño profundo, pues alguien
entró en el cajero y no se dio cuenta.
A la mañana cuando despertó se encontró con una ración de
pizza, envuelta en papel albal y una nota escrita.
Esta nota decía: “que te aproveche la pizza y busca en el
zapato que encontrarás una ayuda que te dejo”.
En el zapato tenía 5 euros.
El joven no supo quién fue el donante pues no se enteró de
su presencia momentánea, tal vez para sacar dinero.
Fue un buen modo de dar sin hacerlo pesar y dando al mismo
tiempo alegría, pues la sorpresa también forma parte del dar ya que comunica alegría.
Desde luego, el dar refunfuñando, devalúa el donativo y no
es ecológico.
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