Por diversas circunstancias tuve que visitar varias veces a
enfermos en el hospital. Me contó un usuario que una determinada enfermera
tenía mal carácter y trataba a los enfermos con dureza, una y otra vez.
Una de las enfermas, al darse cuenta, se propuso ayudarla. Yo pensé que la ayudaría
corrigiéndola o amenazándola con poner una queja a su superior inmediato, pero
no fue así. Su táctica fue otra.
Cuando se acercó a ella por tercera vez, le hizo una pequeña alabanza sobre su corte de
pelo y lo bien que le caía. Ahí empezaron
un diálogo tranquilo. Luego le dijo que veía que tenía mucho trabajo y que era un trabajo duro,
que comprendía que debía de estar cansada
e incluso a veces agotada…Luego viendo que la escuchaba le dijo que si quería ser feliz hiciera su trabajo por Dios. Si no se lo agradecían que no le importara pues Dios lo había recibido y El lo premiaría. Esto le daría paz.
Desde ese momento todo cambió, ya se mostró amable con todos y trabajaba con otro aire, con alegría. Se cumple
el refrán que dice que se cogen más moscas con una gota de miel que con un
barril de vinagre. O también lo de san Juan de la Cruz: donde no hay amor, por
amor y sacarás amor.
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