Me
llamo Tadeo Ssemanda, seminarista de Uganda de la
Diócesis de Kasana Luweero. Soy de una familia católica de seis hijos, y
soy el benjamín de la familia. Mivocación surgió desde muy
joven gracias a mi tía que nos educó en el amor a
Dios y a la iglesia. Desde pequeño, he sido monaguillo en mi parroquia.
Admiraba mucho a los sacerdotes de mi parroquia y me gustaba mucho ayudar en
misa. Lo hacia todos los días antes de ir a la escuela con el acompañamiento de
mi tía.
Cuando
terminé los estudios de la escuela primaria (2003), quise ingresar en el
seminario menor de la diócesis de Kampala pero no tenía recursos
suficientes para hacerlo. Entonces, ingresé en un colegio normal que estaba
bajo el mando de los sacerdotes en la diócesis de Kasana Luweero. Terminando la
primera etapa de mis estudios de secundaria (2007), con la ayuda de un
bienhechor, pude ingresar en el seminario menor de la diócesis
de Kasana (St. Kizito menor Seminary) para completar los estudios de la
secundaria durante los dos años siguientes.
Con niños en S. Cayetano. Los tiene hipnotizados. |
La iglesia
en Uganda está creciendo y surgen nuevas diócesis y nuevas parroquias para
atender a los fieles.
Los que dicen que África es la esperanza de la iglesia tienen razón porque la iglesia sigue creciendo y hay bastantes vocaciones tanto al sacerdocio como a la vida consagrada.
Los que dicen que África es la esperanza de la iglesia tienen razón porque la iglesia sigue creciendo y hay bastantes vocaciones tanto al sacerdocio como a la vida consagrada.
En el seminario donde tuve la oportunidad de
estudiar (St. Mbaaga Major Seminary, Ggaba), muchos joven tenían interés de
entrar en el seminario, pero por falta de espacio, eso no era posible. En
Uganda, los seminarios menores funcionan muy bien y cada diócesis tiene su
propio seminario menor. En el seminario menor de mi diócesis, hay más de cien
jóvenes estudiando y discerniendo su vocación.
Actualmente, Dios me ha regalado la
oportunidad de estudiar en el Seminario Internacional Bidasoa, para
realizar mi formación sacerdotal y completar mis estudios universitarios en la
Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Bidasoa es un seminario
especial dado su naturaleza de ser un seminario internacional con tantos
seminaristas de todo el mundo. Está verdad sorprende a mucha gente y también me
sorprendió a mí.
En Bidasoa, se recuerda con entusiasmo la
lucha por la santidad a la que todos estamos llamados desde
nuestro bautismo. Todos nosotros sentimos esa llamada de Dios a ser sacerdotes
santos al servicio del Señor y de la Iglesia. Este deseo concreto de santidad y
asequible para todos los cristianos, es una de las cosas que más me han
impresionado en Bidasoa. Intentamos hacer todo por amor a Dios y a los demás.
Como dije antes, Bidasoa es un seminario
universal en el sentido de que acoge a los seminaristas de todo el
mundo, dónde vivimos todos los días la universalidad de la Iglesia. Nunca había
vivido en un ambiente así. Para mí fue una novedad ver tanta gente de
diferentes culturas del mundo conviviendo y rezando juntos ante el mismo Dios.
Todo ello me ha ayudado a conocer muchas cosas de otras culturas, pero también
de convivir y valorar a personas de diferentes culturas. Es un regalo de Dios
poder experimentar cada día la unidad de la Iglesia de todo el mundo. En eso,
yo veo la verdadera imagen de la Iglesia que nuestro Señor quiso fundar dónde
todos los hombres son hermanos de una misma familia.
En mi
opinión, lo más importante para los que se forman para ser
sacerdotes es luchar mucho para ser hombres de oración. Jesús -a
quien todos imitamos- fue un hombre de oración. Pasaba tiempo y tiempo orando,
hablando con su Padre. A veces se tenía que apartar de la muchedumbre para
hablar con el Padre. Nosotros, los imitadores de Cristo, hemos de dedicar a
rezar -como hizo Jesú- para llegar a ser santos con la gracia de Dios.
Como dijo el Papa emérito Benedicto XVI, el
tiempo del seminario es también tiempo de estudio. Los que nos formamos para
ser sacerdotes tenemos que estudiar mucho y bien. En el mundo
de hoy, el sacerdote tiene que tener cierto conocimiento, no solo de la
teología y los Padres, sino también de las cosas del mundo en donde se
encuentra. Así, podrán ayudar de forma eficaz y en la formación del pueblo
de Dios fiel al Magisterio de nuestra Madre la Iglesia.
Nosotros que buscamos a ser “alter Cristus”,
tenemos que imitarle en la oración y en la santidad. Cristo es nuestro modelo
de santidad. Por tanto, todos los que nos formamos para ser sacerdotes, tenemos
que luchar para llegar a ser sacerdotes santos como lo era nuestro Modelo. Así,
podremos acercar a muchas personas a Dios y a la iglesia.
No puedo acabar sin agradecer a
tantas personas que ayudan a nuestro seminario Bidasoa y que hacen posible
nuestra formación. Siempre les tenemos presentes en nuestras oraciones ante el
Señor y son parte de este hermoso proyecto de Dios de formar sacerdotes para la
Iglesia universal. “Queridos benefactores nuestros, muchas gracias por su ayuda
tanto económica como espiritual. Que nuestro Señor les conserve, les bendiga a
ustedes y a sus familias, y les haga crecer en santidad”.
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