Vino a hablarnos del Sínodo de los Obispos y de las familias,
empezó diciendo que se trataba de una consulta a la Iglesia universal porque el
Santo Padre quería escuchar a las familias. Asistieron a este Sínodo 355
personas, entre Obispos y algunas familias.
En donde se trabajaba
intensamente era en los grupos menores, se podía hablar sin dificultades.
El clima era de oración; se trataba de escuchar al Espíritu
Santo y a las familias. El Papa dio dos principios, el primero “escuchen con
humildad y hablen con libertad”. El segundo, que repitió al menos dos veces, “la
dottrina non si tocca”.
Habló Monseñor Iceta de la necesidad de un lenguaje nuevo y
formas nuevas, mucha gente no nos entiende y hemos de ver cómo transmitir.
Luego nos explicó que el matrimonio es un plan y un don de
Dios. Presentaba una pregunta de reflexión: ¿cómo respondo a ese don de Cristo?
¿Cuál es mi papel en la Iglesia?
Luego nos dio los siguientes puntos:
-Preparación a la vida matrimonial que ha de insertarse en
la iniciación cristiana.
-Aprender amar. El amor evoluciona y, por tanto, hay que
adaptarse a esa evolución.
-Celebración nupcial evangelizadora. Estar un día con los
padrinos, hablar a los que casi nunca vienen a la Iglesia.
-Acompañar en la vida matrimonial a los esposos, enseñarles
el diálogo y el perdón. Buscar matrimonios que puedan acompañar a otros
matrimonios.
-Comentó también que el Sínodo anima a tener hijos, teniendo
que cuenta que España tiene una población anciana.
Cuando encontramos parejas de hecho o gente “mal casada”, ver ahí una situación de poder evangelizar y acompañar. Hay un camino de crecimiento que puede llevar al sacramento, caminar con ellos y reconocer elementos positivos.
Cuando encontramos parejas de hecho o gente “mal casada”, ver ahí una situación de poder evangelizar y acompañar. Hay un camino de crecimiento que puede llevar al sacramento, caminar con ellos y reconocer elementos positivos.
-Saber detectar cuando la pareja está en crisis. Rezar y
ayudar, estar cercanos, llevarles a un centro de orientación familiar… Si hay
separación, también estar para ayudarles, para que sea amistoso y sufran lo
menos posible los hijos.
Habló también de cómo en los colegios e institutos se va
reduciendo la clase de religión y, en las parroquias, hay dificultades para la
asistencia de los niños a catequesis por cuestiones de deportes y las
facilidades que dan los Ayuntamientos
para entretener a los niños.
Ante esta situación hay que buscar alternativas, como puede
ser que la familia transmita la Fe.
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