Tuve la oportunidad de escuchar, en unas vísperas en la
iglesia de Guadalupe, ecos de la JMJ.
Casi todos venían de jóvenes de Santiago, aunque también
había dos jóvenes de otros países y que no eran del Camino Neocatecumenal. Los otros eran todos del Camino.
La reunión presidida por la Virgen dio comienzo a las 9,30
de la tarde y terminó a las 11,30. Hubo lágrimas, emoción y aplausos.
Uno de los presentes decía que “me dejé llevar”, aunque el demonio me atacaba por todas los lados. Se
me hacía cuesta arriba todo, hasta que en un momento dado se pregunta : ¿qué
hago yo?. Se plantea porque está allí y que espera Dios de él. Y la respuesta personal
no se hizo esperar: Estoy para servir a los más jóvenes y eso es lo que voy a
hacer. Fue como si Dios le tocara interiormente. También tocó a otros, decía.
Creo además que Dios tocó a todos. Esa fue la gracia de la JMJ. Entonces salió
de su comodidad y se puso a servir. Desde entonces todo lo que va ocurriendo en
el viaje, tiene sentido. Es por algo.
Fueron varios que experimentaron lo mismo: esto me pasa por
algo. Dios lo permite porque entra en
sus planes de salvación.
Otro comentaba que a pesar de ser inquieto, encontró paz en
medio del barullo. Experimentó que si se busca a si mismo lo que encuentra es
la muerte.
Una joven, aunque no tanto, dice que le hubiera gustado convertirse de verdad. Sentir
un gran cambio, ser otra. Pero si Dios no me dio esa conversión, “ creo que sería
por algo”.
Tenía ansiedad, pero el Señor le fue ayudando poco a poco. En
Lourdes siente una gran tranquilidad y al encontrarse con una buena amiga,
casualmente, y que hacía tiempo deseaba verla,
lo vio como un regalo, le sirvió
de señal de que el Señor andaba cerca.
Vieron en el autobús videso de vidas de santos que les ayudaron muchísimo y a través de ellos adivinaron la
paciencia de Dios. De San Juan Bosco decían que tenía un espíritu de servicio
impresionante. Les ayudó a mejorar en ese aspecto que tanto se agradece en
un viaje largo.
Fue muy impactante ver a tantos jóvenes dispuestos a entrar
en la voluntad de Dios, y a dejarlo todo por Él . Se ve como Dios sigue actuando descaradamente
en las almas.
Otro joven decía que el Señor le invitaba a pensar en cuál
era su cruz. Este fue un tema que se planteó a varios al pasar por Caravaca de la Cruz. Vio la necesidad de contar más con
el Señor, vio también como la felicidad no está en hacer lo que apetece, sino
en hacer, por amor, la voluntad del
Señor.
El Señor me abrió los ojos me ayudó mucho a entrar en la
humillación: eso que me cuesta, es lo que tengo que hacer. Hay que estar en lo
que hace sufrir y por Dios . Como consecuencia viene la alegría.
Otro comentaba: lo que me falta es amor. Debo abandonarme en
lo que me dice Dios y lo que nos pasa es que Dios lo permite por algo. Fíate del Señor!!!
Un seminarista quedó impresionado por el gran silencio que
se cortaba, a pesar de los dos millones de jóvenes que allí había. Esto en el momento de la adoración del Santísimo expuesto.
Sólo se oía el ruido del helicóptero o de los trenes al pasar.
Por último uno de los jóvenes decía que estando rodeado
de dos millones de jóvenes , se sentía
solo. Pasado el tiempo el Señor le da la gracia de verse querido por Dios y por
tantos otros que le conocían, saliendo
así de sí mismo y encontrando compañía.
Para todos, el encuentro con Kiko Argüello fue un milagro. No
tiene explicación humana, la entrega de tantos miles al sacerdocio o a la vida
consagrada o a lo que Dios quiera.
El Camino Neocatecumenal forma en la parroquia comunidades
que hacen visibles los signos del amor en la dimensión de la cruz y de la perfecta
unidad y de ese modo llamar a la fe a los alejados y preparar a los no
cristianos a recibir el anuncio del
Evangelio.
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