Una comida de la parroquia |
En la puerta de la sacristía se tienen conversaciones
improvisadas, se habla de algo que preocupa. Tal vez son conversaciones rápidas,
de paso, pero que están a flor de piel.
Hoy estaba ya para cerrar y vino una joven preguntando por
la hora de Misa. Venía bien pues hasta
ahora la Misa de diario era a las 8 tarde, pero ya empezó el horario de
invierno y ahora es ya a las 7 pm.
Como era joven y tengo preocupaciones por los jóvenes, que
son el futuro, le hice una pregunta directa: ¿por qué no echas una mano para
los jóvenes de la parroquia?
La joven me contó su experiencia. Me dijo: tiene que encontrar las personas adecuadas,
Dios las tiene pensadas y a veces no son las que más parecen que pudieran hacer
esta labor.
Contó como en una parroquia rural en donde nació, no había catecismo desde hacía dos años. Esto le preocupaba y entonces decidió actuar.
Habló con una joven que reunía ciertas condiciones, pero dijo
que no podía por sus negocios. Estando el domingo en la Misa de
12, se acercó al párroco y le pidió
que le dejara hablar al final de la Misa sobre la catequesis; aunque es tímida
y no sabía mucho por dónde empezar,
se decidió a hablar, pero las ideas fueron muy interesantes que
aquí resumo:
Una excursión |
1.-nosotros los mayores
estamos aquí porque cuando niños tuvimos catequesis, veníamos a la Misa,
hacíamos cola los primeros viernes para confesarnos…íbamos de excursión.
2.-si queremos que los niños un día vivan como cristianos,
hagamos lo mismo.
3.-es fácil que digamos: yo no valgo, tengo mucho que hacer…pero
si decimos sí a Dios, Él nos dará las cualidades que necesitamos. Nos capacita para la tarea.
Después de estas o parecidas palabras, 7 jóvenes se quedaron en la iglesia y comenzaron a preparar las
lecciones de catecismo. “ éramos como los
apóstoles, amistad mutua, alegría y acción. Fue fantástico.”
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