En el año 1932 viajó a Sevilla para saludar a la fundadora
de las Hermanas de la Cruz que se encontraba enferma de gravedad. D. Manuel
encontró a santa Ángela de la Cruz en su
celda postrada en un duro lecho de madera, y le dijo:
Madre, repita conmigo esta jaculatoria: viva mi cruz y yo en ella con
Jesús y todas mis hijas en ella hasta la muerte! Y añadió con gracia andaluza a lo divino: y la que saque un pie de la cruz ¡que le
dé un calambre!
Al oír estas palabras sor Ángela abre los ojos y le miró
agradecida, esbozando una sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario