
Madre, repita conmigo esta jaculatoria: viva mi cruz y yo en ella con
Jesús y todas mis hijas en ella hasta la muerte! Y añadió con gracia andaluza a lo divino: y la que saque un pie de la cruz ¡que le
dé un calambre!
Al oír estas palabras sor Ángela abre los ojos y le miró
agradecida, esbozando una sonrisa.
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