Para hablar de S. José me sirvo de dos imágenes del santo
una de Torreciudad y la otra de una iglesia rural de Galicia.
En la primero está s.
José llamando a una puerta de una
vivienda; está con cara de preocupación. Tal vez recibió varias negativas a la
petición de posada. Pero él insiste en poner todos los medios humanos a su
alcance.
Fuera le espera la Virgen María que con la mirada sostiene y
anima a que José no desista. María está sentada en un borrico. El camino era
largo y está cercana a dar a luz.
El borrico es señal de que no están tan mal. En aquellos
tiempos era un signo de estar bastante bien, igual que ahora el tener un coche
barato es señal de un cierto nivel de vida. José, además, es un buen
profesional, bien conocido y considerado, que cobraría lo justo a sus clientes.
En la otra imagen, aparece
S. José con el Niño ya crecido.
Ya se lo podía ir enseñando algunas cosas, quizá ya pasó el tiempo en que
sentado en el suelo en el taller , jugaba con los virutas, bajo la atenta mirada
de María.
Era una familia normal. Estaban muy unidos, inseparables y con
grandes virtudes humanas que hacía atractivo su indudable amor a Dios.
S. José tenía la tarea de educar a Jesús en lo humano. Le
daría explicaciones de cómo hacer un buen trabajo, como guardar las
herramientas con orden y el modo de
tenerlas a punto para el trabajo del día siguiente. Y otras cosas. Los
ejemplos caseros que luego en su predicación pondría Jesús, el amor a lo
concreto, seguramente lo aprendió de José.
Hay una hermosa oración de preparación a la Misa que rezamos
los sacerdotes que dice así:
Oh feliz varón San
José
a quien se le concedió
no solo ver y oír a
Dios
a quien muchos Reyes quisieron ver y no vieron
y oír y no oyeron,
se le concedió además
llevarle, besarle,
vestirle y custodiarle.
Luego se le pide que a su imitación le sirvamos en el altar con un corazón limpio y con inocencia
en las obras…
José también nos cuida a nosotros que somos la
prolongación de Jesús, su cuerpo, y nos enseña a tratar a Jesús y María, en lo que él es un maestro que nos puede
enseñar mucho.
Amemos a José, acudamos a él para todo. Consigamos hablarle de lo que nos pasa y
experimentaremos su ayuda para hacer bien la voluntad de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario