domingo, 6 de diciembre de 2015

SABOR A MARÍA, MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA.



                              

Subía un día por la acera que da al convento del Carmen de Santiago y por donde pasan tantos santiagueses y hacen la señal de la cruz al tiempo que pasan, y,a lo lejos , venía un vecino de la parroquia que iba mirando para la Virgen que está en la fachada de dicho convento. Al cruzarnos le dije: ”mucho  la miras”, y él me contestó:  é a nosa nai, como non mirala”

Pues de esto quería hablar: la Virgen es madre de Dios y es madre nuestra. Reina y madre.

                La Ss. Virgen es madre de Dios,  así la declaró el concilio de Éfeso (S. III), porque esa era la fe de los primeros cristianos enseñada por los apóstoles. Hay una oración de es época que se viene rezando a la Virgen hasta el día de hoy. Es el Sub tuum praesidium (Bajo tu amparo). Esta oración es el del s. II ,al menos,  y se viene rezando por los cristianos hasta nuestros días. Se invoca ya a María como Madre de Dios y se confía en su poderosa intercesión. Hace poco se encontró un papiro del S.III que tiene  esa oración.

                Pero si es grande que la Virgen sea Madre de Dios (Zeotocos), para nosotros es maravilloso  que también sea madre nuestra. Jesucristo nos la dio como madre cuando estaba en la agonía de la Cruz. Fue como un testamento oral a favor nuestro, parte de nuestra preciosa herencia.

                Podemos llamarla con muchos títulos hermosos pero yo estoy convencido que el que más le gusta es ese de Madre de Dios y madre nuestra, y también el que más nos conviene a nosotros.

                De la Santísima Virgen sabemos lo que nos dice la Biblia en distintos pasajes. Hay alabanzas a la mujer que ya se hacen en el Antiguo Testamento que se aplican perfectamente a María.
 Pueden leer en el libro de los Proverbios el capitulo 31, 10, en donde se habla de la mujer ideal que vale mucho más que las piedras preciosas. Todo lo que dice ahí se aplica por supuesto a la mujer, pero también a la Iglesia de la que formamos parte también los hombres y se aplica también con toda justicia a María nuestra querida madre. Os  invito a  buscarlo en la Biblia y a leerlo directamente.

                De la Santísima Virgen nos hablan los evangelios canónicos pero también dan datos los apócrifos. Por estos sabemos el nombre de sus padres ( Joaquin y Ana) y como fue al templo a la edad de 3 años para recibir educación en la Palabra de Dios.

 Sobre todos estos datos se ha reflexionado mucho a lo largo de los siglos  y puede  decirse que ha sido uno de los temas de estudio preferidos por muchos santos y estudiosos. Hay muchísimo libros y revistas que tratan de diversos aspectos del  ser de María. Eso es muy bueno, pues cuanto más conocemos de la belleza y cualidades de  una persona, mas vamos a quererla.
       
        Juan Pablo II dijo hace años en uno de sus documentos que se podía hacer una geografía del culto a  María. En esa ocasión intenté hacer esa geografía mariana en nuestra ciudad de Santiago y me llevé muchas sorpresas agradables. Vaya como uno de esos ejemplos de sorpresa,  la maravillosa imagen que descubrí en Santo Domingo de  Bonaval de piedra policromada, llena de bondad y que mira con tanta paz. Invita a rezar sólo el verla. Cuanto habrá rezado el escultor que la hizo para que le saliera tan bella.

                También son hermosísimos las muchas adoraciones de los reyes que hay en Santiago ciudad de peregrinos. Los Reyes Magos también fueron peregrinos a Belén en donde encontraron al Niño con su Madre María. De esos Reyes tenemos mucho que aprender y con ellos ir a María y adorar al Niño.

                Cada día más sabor a María, con ella podemos vencer siempre al Maligno. María y audacia,  para ser santos.
  Víctor Manuel Sánchez Lado
Párroco

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