Llevar el Viático públicamente era costumbre hace muchos
años, pero ahora se lleva discretamente y ya quedan pocos sitios en donde se
haga de un modo público y notorio. Uno de esos sitios es Pontevedra, en el llamado Viático de los mareantes.
Los mareantes es un barrio de Pontevedra al lado de la ría y
hay una cofradía del mismo nombre que tiene diversas actividades a lo largo del
año y que acoge tanto a católicos como a ateos o indiferentes. Pero todos se
llevan bien y están unidos.
Pues bien, el segundo domingo de Pascua, conocido ahora como el domingo de la Divina
misericordia, llevan el Viático a los
enfermos con toda solemnidad. No es
procesión o fiesta de Corpus, pero tiene cosas parecidas.
Las calles se adornan con alfombras de flores y sal teñida
de colores. Son alfombras larguísimas que preparan durante la noche del sábado al domingo. Primero
trabajan los niños a la orden de unas
personas mayores y luego, cuando estos se van, empiezan los mayores que se
pasan en la calle toda la noche preparando con detalle dichas alfombras.
El Santísimo que va a
ser dado en comunión a los enfermos sale de la iglesia de Santa María bajo
palio. Le acompaña la banda de música de la Escuela Naval de Marín y abriendo
la procesión van los gaiteros.
Cuando llegan a la casa de un enfermo toca la banda de música y el sacerdote le lleva la comunión. Y así van haciendo en los demás enfermos.
Desde luego el tráfico es desviado para que disfruten los mareantes y visitantes de esta magnífica procesión del Viático.
Cuando llegan a la casa de un enfermo toca la banda de música y el sacerdote le lleva la comunión. Y así van haciendo en los demás enfermos.
Desde luego el tráfico es desviado para que disfruten los mareantes y visitantes de esta magnífica procesión del Viático.
El año 2013, el sacerdote, que llevaba el copón con las
partículas, fue, por devoción, descalzo toda la procesión sin nada de protección. Cuando le preguntaban
por esa decisión no le dio importancia. Piensan
los fieles que fue alguna ofrenda personal.
Las personas mayores aún recuerdan como en algunas ocasiones
vieron procesiones parecidas. El sacerdote
con la comunión y un grupo de fieles con
hachones encendidos acompañando al Señor. Una anciana me contaba, cuando
le llevé la comunión a su marido, que sus padres le decían que cuando pasaba el
Santísimo se arrodillasen aunque fuera en el barro o el agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario