Las carmelitas en este tiempo de Navidad tienen una hermosa
costumbre que le llaman las posadas.
Se trata de revivir, estos días cercanos a la Navidad, la
experiencia de José y María –también Jesús que va a nacer -, de tener que pedir posada en Belén, su aldea
de origen a donde iban a empadronarse.
El caso es que las religiosas carmelitas hacen una procesión
de celda en celda del convento con una imagen, llamando a la puerta de cada
celda. La hermana abre, recita una poesía de su invención y hace una pequeña representación
teatral relacionada con esa llamada a su posada.
También la Sagrada Familia
pide posada en nosotros, quizá pecadores y con la casa sin barrer. Pero si
abrimos José y María nos echaran una mano para poner todo en orden y bien
acogedor.
El ángel de la guarda, nuestro santo patrono, nuestros difuntos
desde el Purgatorio o el Cielo y otros, nos están diciendo ABRE. Traen paz, no
tengas miedo, no tardes en abrir, no dejes que pasen de largo.
Abrir nuestra alma es pedir perdón. ¡ Qué grande es salir
del pecado y albergar a este Huésped!
Chesterton, gran
escritor inglés, que se convirtió del anglicanismo al
catolicismo romano, dejó constancia escrita de que su conversión fue completamente
racional y que lo hizo para desembarazarse de sus pecados, ya que no existe ningún
otro sistema religioso que los haga desaparecer.
La confesión fue un gran atractivo para él, debido a que
inicia una nueva relación del creyente con el Creador.
San Josemaría decía
que Dios es grande por la magnífica creación, grande por hacerse hombre
y morir en la Cruz y por la Eucaristía, pero más grande porque es un Dios que perdona.
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