Tuvo varios cargos en la diócesis: Añá y Leroira, Castelo (Forcarey), San Miguel de Cabanas
(Dubra). Nació el 16 de mayo de 1938 y
se ordenó el 13 -8-1961.
Procedía de una familia y de una parroquia cristiana. En
esa parroquia florecieron vocaciones
sacerdotales como D. Celestino Cancela o D. Manuel Allo y también de religiosas
de
diversas congregaciones.
En todos los lugares
en donde ha ejercido el sacerdocio se mostró atento a los problemas y sufrimientos de sus feligreses
que trataba de comprender. Era serio y servicial en sus cosas y piadoso.
No hizo cosas extraordinarias, pero llevó consigo el gran
regalo de hacer presente a Cristo en la Misa y demás sacramentos y dio a conocer la gran noticia de la misericordia
de Dios al que vale la pena entregarle la vida.
Por razones de enfermedad se retiró a la casa paterna en
Freixeiro (Santa Comba), en donde vivió
acompañado de sus dos hermanas.
Colaboró casi hasta el final con los párrocos limítrofes, en
aquello que le pedían, siéndoles de mucha ayuda en fiestas y
funerales. Iba con gusto y con interés.
Las visitas de los compañeros las acogía en el local más caliente de la casa
que era la cocina. Siempre la tenían encendida con la abundante leña que hay en aquella zona.
La verdad es que la temperatura era muy agradable. D. Antonio estaba enfermo
pero no se quejaba y todo hacía pensar que aun duraría mucho.
Viéndole en una ocasión me acordaba de un párroco de Roma
que procedía del campo de Italia y que era llano y directo. Cuando resumía su
vida decía que milagros no había hecho y que tampoco había conseguido grandes
conversiones. Y de dinero nada. Comparaba a su parroquia a la conocida estación Termini
y decía que esta estación tenía pocas entradas y muchas salidas y que así era
su parroquia.
Así era la vida de D. Antonio, fue una vida sin sobresaltos,
con el cumplimiento de los deberes ordinarios de un buen párroco y sirviendo
con dedicación a los feligreses que le recuerdan con afecto por todos los
lugares por donde ejerció su ministerio. Deo gratias. Demos gracias a Dios.
Descanse en paz y que pida por nosotros.
Fue el cura que me bautizó y con el que hice la primera comunión en Castrelo-Forcarei y me siento orgulloso de ello. Si me hubiera enterado de su fallecimiento seguro que haría el máximo esfuerzo para asistir. Hacía muchos años que no lo veía y quedé con él en visitarlo el año pasado pero no pudo ser.
ResponderEliminarDescanse en paz y un gran abrazo a su hermana Fina.