Escuché por la radio, el relato de una señora recién viuda , con 4
hijos, en el que, entre otras cosas, decía que
en sus años de matrimonio todos
los días renovaban el sí quiero, ella y su marido. Eso les matuvo enamorados y, cuando llegó la enfermedad y la muerte, fue de gran consuelo y fortaleza.
Me pareció una idea
buena, pero es que además el papa en
Chile se le dijo a los religiosos y
sacerdotes reunidos en la catedral: que
renovasen su si al Señor.
El Sí de María |
Se ve que el Espíritu santo inspira la necesidad de renovar
el sí, pues las lámparas, por falta de
aceite, se apagan, hay que ponerles aceite para que sigan alumbrando.
Ese
aceite es la formación que concluye en el sí o el te serviré, a Dios.
El non serviam, no te serviré, suena desde el paraíso en boca del demonio y de sus seguidores.
Luego hay que concretar, de un modo personal esa renovación
del sí. Renuevo mi puntualidad, el orden, la sonrisa aunque no tenga ganas, el
ser positivo viendo lo bueno de las cosas, el buen humor y tantas cosas mas,
como es la piedad o el trato con Dios. Cada uno ha de ver su propia necesidad.
No podemos dejar que nuestra entrega se vaya apagando y
perdiendo.
La Virgen es titulada la mujer del Sí, porque no sólo dijo Sí
en la Anunciación, sino toda la vida, también
en el Calvario.
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