miércoles, 17 de enero de 2018

Renovar el sí




Escuché por la radio,  el relato de una señora recién viuda , con 4 hijos, en el que, entre otras cosas, decía que  en sus  años de matrimonio todos los días renovaban el sí quiero,  ella y su marido. Eso les matuvo enamorados y, cuando llegó la enfermedad y la muerte, fue de gran consuelo y fortaleza.

Me  pareció una idea buena, pero es que además  el papa en Chile se  le dijo a los religiosos y sacerdotes reunidos en la catedral: que renovasen su si al Señor.

El  Sí de María
Se ve que el Espíritu santo inspira la necesidad de renovar el sí, pues las lámparas,  por falta de aceite, se apagan, hay que ponerles aceite para que sigan alumbrando.

 Ese aceite es la  formación que concluye en el sí o el te serviré,  a Dios. El non serviam, no te serviré,  suena desde el paraíso en boca del demonio  y de sus seguidores.

Luego hay que concretar, de un modo personal esa renovación del sí. Renuevo mi puntualidad, el orden, la sonrisa aunque no tenga ganas, el ser positivo viendo lo bueno de las cosas, el buen humor y tantas cosas mas, como es la piedad o el trato con Dios. Cada uno ha de ver su propia necesidad.

No podemos dejar que nuestra entrega  se vaya apagando y perdiendo.

La Virgen es titulada la mujer del Sí, porque no sólo dijo Sí en la Anunciación,  sino toda la vida, también en el Calvario.

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