jueves, 4 de enero de 2018

Voy a ver a Dios




Un médico visitaba a   un conocido  mío, enfermo,  no con mucha frecuencia. Pero cuando iba decía, hoy voy a ver a Dios. Lo decía porque cuando conversaba con ese enfermo, una persona muy mayor, sentía estar con Dios. Tenía la seguridad de que Dios le hablaba a través de aquella persona.

 Ese  enfermo tiene una algo especial que cuando hablas con él, da la sensación de que  está viendo a Dios, lo apreciamos en su sonrisa, en sus palabras. Incluso hay  otras personas que conviven con él,  que le van a ver y le dicen: háblanos de Dios. No  cansa oírle hablar de Dios.

Es algo que debería pasar con cualquier seguidor de Cristo, pues estamos unidos a él y le hacemos presente en donde quiera que estemos. Pero esto,  le ocurre a unos más y a otros menos. Supongo que dependerá  del carisma de cada uno y de la unión interior con Cristo.

San Pablo lo dijo de sí mismo con toda claridad: no soy yo, es Cristo que vive en mí. El Papa lo dijo de  la Ss. Virgen,  que estaba tan empapada en la Palabra de Dios, de tal forma  que pensaba como Dios, actuaba como Dios, hablaba como Dios  y en ella se veía a Dios.

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