Hay una flor humilde y a la vez bella que es la margarita. Abunda en los campos en la primavera y van mutando según sea el momento del día, al amanecer o al atardecer.
En este momento del verano se ven pero ya están casi marchitas.
A mí las margaritas me han hablado, me han dado un ejemplo y me han ayudado.
Me hablaron de belleza y humildad pero sobre todo de dar gloria a Dios sin darse importancia. De alguna manera me dijeron, nosotras damos gloria a Dios que nos ha hecho, nos ha plantado y nos cuida, pero ¿y tú?, los hombres ¿dais gloria a Dios? ¿Lo alabáis por lo mucho que os ha dado?
Aprovechaba esta mirada a las margaritas, que hay por miles en los campos, para decirle a Dios, quisiera hacer tantos actos de amor como margaritas estoy contemplando y además me pesa de no darte toda gloria como ellas están proclamando.
También hay en Santiago jardines con flores selectas de colores vivos y variados. Hay que felicitar a Parques y Jardines pues es una maravilla como lucen. Están guapas, guapísimas.
Las he visto en torno a la plaza de la Paz en S. Cayetano y cerca de Porta Faxeira, aunque las hay en más sitios.
Su belleza me encanta me lleva a pensar cómo será el Cielo que Dios, que es buen jardinero, nos tiene preparado.
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La belleza de la Creación nos habla de Dios
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