De cómo es necesario comulgar estando en gracia de Dios por
la confesión
Este relato no es para personas de ánimo encogido, y está
tomado de la autobiografía de la Carmelita M.
María Antonia de Jesús (1700-1760) de la que ya hablé en este
blog.
Pues bien, cuenta que en
una ocasión vio dos perros sucios y feísimos que estaban en la santa Misa y seguían
perfectamente las ceremonias, las composturas y respuestas de la liturgia. Estos
perros, cuando llega el momento de comulgar, ellos también toman el Cuerpo de
Cristo. Ve la M. María Antonia
a Jesús, que con una cara muy triste entra en ellos y luego ve a los perros que vuelven de comulgar mucho más
feos y horrorosos.
Lámina de la Eucaristía. En la parte superiror aparece el demonio que lleva encadenada a un alma que se acerca a comulgar en pecado mortal. |
Se quedó muy pensativa durante días, discurriendo que podría
significar aquella visión. Pasaron unos días y tuvo una visita de una joven que
en la conversación le hace una confidencia de cómo había pecado con dos
personas que iban a la Misa y comulgaban.
La venerable entendió que aquello que le contaba la
joven, era el significado del sueño o
visión interior que había tenido pocos días ha.
Dos personas se acercan a comulgar sin previo perdón por la confesión.
Comentario:
Me parece una visión fuerte, pero realista, de cómo no se
debe comulgar estando en pecado.
Siendo Dios tan misericordioso ¿por qué no se confesaron
antes de comulgar y así recibirían el perdón y podrían comulgar con gozo y en
amistad con nuestro Señor?
Dios goza perdonando; ciertamente es mejor no pecar, pero si
pecamos vayamos como niños de 4 años – con sencillez y humildad - a nuestro
Padre Dios, presente en el confesor, reconociendo el pecado y aceptando el
perdón.
Ya dice san Pablo que antes de acercarse a este sacramento
que cada uno se examine a si mismo y luego proceda a lo que debe hacer.
De niño tenía una memoria muy buena, que ya la quisiera tener hoy. Aunque no puedo quejarme, gracias a Dios. Pero el tener buena memoría me creaba más de un problema. Después de confesarme me acorda de que había dejado pecadillos olvidados con los que aburría al cura en la próxima confesión. Y un día me dijo: "No te preocupes por los pecados no confesados, si ha sido de buen afe Dios te perdona igualmente.
ResponderEliminarPero yo insistía en recordarlos y no dejar ni uno sin confesar. Otra cosa que me ocurría era que dudaba de si era digno de comulgar con mis muchos defectos. Uno de ellos es que apenas estudiaba aunque sacaba buenas notas.
Supongo que es un misterio que no está alcance del entendimiento humano. Pero cómo es posible que todo un Dios se preste a ser comulgado por alguien como yo. Es algo que no entiendo y por lo que doy infinitas gracias a Dios.
El problema del cristianismo de hoy día es no aceptar al hombre tal cual es. Si Jesucristo hubiera hecho acepción de personas ninguno de los apósteles hubiera sido discípulo de Jesús.
ResponderEliminarLos curas de hoy no pueden transmitir el evangelio desde un plano de igualdad y se retrotraen sobre sí mismos añorando ser el ombligo del mundo. Cuando el obligo del mundo no es ningún hombre, sólo Dios es el centro sobre el cual gira el universo.
Quién es mejor que quién, sólo Dios lo sabe. El hombre ha de conformarse con ser honesto, honrrado y cabal.