Jesús fue un maestro de las parábolas y con ellas suscitaba
interés en los oyentes y, a la vez, los formaba.
Pues, ahora, también sigue comunicándose con nosotros por otras muy variadas parábolas.
A veces, habrá que preguntarle, como hacían los apóstoles, para que nos las explique y nos haga ver su sentido y su mensaje.
¿Cuáles son esas parábolas actuales?
Pues es lo que nos pasa a diario, una llamada telefónica en
que alguien nos cuenta que está disgustado. También es parábola ver a un niño
que sube al alto de un muro y se coge de
la mano de su madre y no la suelta, o un peregrino que entra en la iglesia a
sellar y nos cuenta que viene de Chequia
y se pone a rezar. Una alabanza o un desaire, también algo nos dice.
Podíamos decir que todo es parábola, que Dios nos habla constantemente y en todo hay algún mensaje.
Nuestra pregunta ha de ser: ¿qué me dices con esto que veo o me está sucediendo?
También los acontecimientos diarios del mundo que nos rodea, tienen su mensaje. Inundaciones, el cobid, la violencia… algo nos están enseñando.
Señor, que vea, ábreme los ojos y que saque consecuencias para mi vida.
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