Hace pocos días encontré un tesoro escondido, como dice el Evangelio. Fue en la parroquia de San Cristóbal de Mallón, cerca de Santa Comba..
Pude verla, hace muy poco, guiado por el propio párroco que nos abrió las puertas y nos fue enseñando las imágenes, el bonito viacrucis de madera y bien visible, un retablo de madera con diversas imágenes. Todo ordenado y cuidado.
Luego pasamos a la sacristía y allí estaba el tesoro. Un retablo antiguo en bastante buen estado, de piedra todo él, policromado y con imágenes también en piedra de S. Pedro, san Pablo, san José y otras. Una hermosura, realmente un tesoro escondido. Este retablo había estado en la capilla mayor, detrás del altar y fue sustituido por el actual de madera.
Nos contó el párroco que un arzobispo celebrando misa en la parroquia en esa misma iglesia, les comentó a los feligreses que tenían un retablo que era un tesoro y que si él fuera el párroco lo pondría de nuevo en la capilla mayor, detrás del altar.
Tenían un tesoro y no se daban cuenta. Me hizo pensar en la palabra de Jesús del tesoro escondió en el campo, pero también me hizo pensar en tantos tesoros de los cristianos y como tantas veces no se dan cuenta de su auténtico valor:
La confesión, que la van dejando
La santa Misa que no aprovecha la misa de diario
La familia, a la que dedican pocas atenciones espirituales
Los hijos, que no se ven como un don de Dios.
El Amor a la Virgen, que es consuelo de afligidos
La gracia santificante que nos lleva al cielo y la podemos perder por un mal pensamiento consentido o una mirada…
Y otros muchos más.
Le pido a la Virgen que nos dé ojos y sensibilidad para ver y apreciar esos tesoros.
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