Damos gracias a Dios por el don del apóstol Santiago que hoy en día muchas personas toman el camino como una escuela donde se aprenden diferentes lecciones sobre la vida. Estos imitadores del apóstol no caminan como los perros sino como seres racionales, inteligentes. Caminando, pero al mismo tiempo pensando.
Un perro camina, pero solo en búsqueda de sus necesidades biológicas nada más. En cambio, al hombre el camino puede ser una búsqueda de la verdad. En que el peregrino aprovecha los momentos de soledad para hablar con Dios. Esta es la grandeza del peregrino frente a un perro que también camina.
Les voy a contar a ustedes una de las experiencias que tuve con los peregrinos y luego sacamos un aprendizaje. Hay que recordar que al hombre el aprendizaje no se termina después de la escuela o la universidad porque el hombre fue creado para conocer lo infinito. Por eso naturalmente el hombre desea saber más, y luego más y así hasta infinito.
Nuestro deseo del saber terminará cuando nos encontramos con Dios en el cielo. Él es lo Infinito mismo. De hecho, el hombre no se cansa con el saber de lo nuevo.
Me encontré con dos peregrinos de Portugal en que uno de ellos fue invitado por el otro para hacer el camino. Sin embargo, en el camino no estaban juntos. Eso pasó porque uno caminaba más rápido que el otro. Pero el que caminaba lento me dijo que él no se avergonzaba de caminar lento en comparación al otro porque él <<no es el otro>>.
Es decir, le daría más daño caminar rápido para encontrar el otro. El daño es mucho más cuando uno quiere ser como el otro porque eso es igual al que lucha agarrar el agua en sus manos, este sufre más que el que ya aceptó que no puede. Sufriría mucho querer ser << el otro>> y no uno mismo. El decidió caminar a su ritmo y todos se encontraban luego en el mismo albergue.
¿Qué aprendemos de estos dos peregrinos? Se aprende a ser uno mismo, aunque haya fracasos. No vivir para satisfacer lo que quieren los demás sino conformarse con la verdad solo nada más. Dijo Jesús que la verdad nos hace libres. No hay que vivir según la moda sino según la verdad. Uno se esclaviza si vive según la mayoría y no la verdad. Lo dice Jesús (Jn 8:32,36) <<… la verdad os hará libres.
Si pues, el Hijo del hombre os da la libertad.>> La mayoría, no es la verdad. Tampoco el vecino ni el amigo es la verdad. En este mundo es sólo Jesús que se identificó con la verdad. Así dijo Jesús <<… Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida>> (Jn 8:12). Los demás buscamos la verdad, es decir tenemos oscuridad. No somos lo que Es. Solo Dios es El que es (Ex 3:14) y lo que es, es la Verdad. Por tanto, todos tenemos que seguir a Dios que es la verdad misma.
Serapión Modest
Seminarista de Tanzania
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