Si yo fuera San José

 

Si yo fuera S. José dejaría bien recogidas las cosas de afeitar, no dejaría para luego,  por pereza, sin hacer una llamada por teléfono a alguien con quien tenga que hablar y  un arreglo de la casa no lo dejaría indefinidamente esperando no se sabe qué..

Trataría  de hacer la oración como él, ya que es maestro de Vida interior.  Me cuesta trabajo  imaginar la oración  perfecta de S. José que tanto le gustaría al Padre Dios. Los salmos que era una práctica judía diaria,  para él tenían sentido desde el principio al fin. Y así debería hacerlo también  yo.

Las conversaciones de José con Jesús y María  tuvieron que ser muy interesantes y profundas a la vez.  A los 12 años descubrieron su gran sabiduría, no sólo grande,  sino infinita. Pero sobre todo fue profundo su amor. No saldría de un constante asombro ante la bondad de María y Jesús. Su afecto iría en constante aumento.

Los caminos de José eran divinos porque humanamente su trabajo era bien hecho, cuidando los detalles  pero al mismo tiempo eran por contentar a Dios,  eran un brindis al divino espectador y así se hacían divinos.

S.   José. Tú que puedes tanto ante el Señor, pídele  a Jesús nos dé anzuelo de pescador veterano y que podamos llevarle vocaciones de chicos y chicas, y así sea amado de más gente.

Pintura de Cleto Porto

Tenía prisa, S. José,  por volver a casa y encontrarse con María  y Jesús, en cambio no tenía prisa por marchar, su corazón estaba allí prendido.

Así debería ser yo en la oración. No desear que se acabe el tiempo de estar con Dios, más bien desear prolongarlo.

¡Cuánto aprendo de ti! Mi padre S. José. Quiero  ser un aprendiz a tu lado. Tú me puedes abrir los ojos para ver.

Si San José leyera el periódico ¿Cómo lo haría?...puedo estar unido a S. José todo el día y en todas las cosas. Ese será un buen propósito.