Falleció el 28 de enero de 2016 a los 90 años de edad. Era párroco de S. Vicente de Noal en Porto do Son.
Era un cura amable y cercano al pueblo. Joven , pues tenía siempre planes por
delante.
Fui a su funeral y entierro.
Lo velaron en la misma iglesia de S. Vicente
y por allí pasaron muchos de sus feligreses y amigos que pudieron verle en el ataúd
con el alba y la casulla morada y un cáliz
en las manos.
Había muchas flores en sencillas tarrinas, en torno al féretro, seguramente llevadas por espontáneos.
Recibió muchas oraciones, pues los feligreses y amigos se sentían
movidos a rezar al verle. El hecho de
estar en una iglesia, lugar de oración y lugar en donde actuó tantas veces
intercediendo por el pueblo, colaboró a que fuese una oración constante.
D. José llevó muy bien la enfermedad. Cuando le visitaban se
despedía con un abrazo y lo consideraba
ya la última despedida. Pudo recibir la comunión a diario y en su momento la
Santa Unción que le confortó y unió sus
sufrimientos a los sufrimientos redentores de Cristo.
Éramos más de 20 sacerdotes en un funeral que fue presidido
por el Sr. Arzobispo, quien destacó en su homilía las virtudes de D. José que
lo hicieron buen instrumento en las manos de Dios.
Agradeció a los muchos feligreses que le ayudaron en su labor pastoral, colaborando en diversas iniciativas
en favor de la parroquia.
Además del Sr. Arzobispo, le acompañaron concelebrando, el Vicario de Pastoral, el
Canciller, el arcipreste de la zona, el párroco en funciones y otros compañeros
sacerdotes.
Al final y después de la comunión, una joven leyó un escrito
muy personal en el que contaba varias anécdotas relacionadas con su Primera
Comunión, confirmación e incluso boda. Estaba muy agradecida y destacaba la
cercanía y afecto de este gran sacerdote. Muchos se secaban las lágrimas de sus ojos mientras oían estas
cosas.
Cantaron la Misa varias corales.
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