sábado, 30 de enero de 2016

José Santos Montemuiño, un cura ejemplar.




Falleció el 28 de enero de 2016 a los 90 años de edad. Era  párroco de S. Vicente de Noal en Porto do Son. Era un cura amable y cercano al pueblo. Joven , pues tenía siempre planes por delante.

Fui a su  funeral y entierro. Lo velaron en  la misma iglesia de S. Vicente y por allí pasaron muchos de sus feligreses y amigos que pudieron verle en el ataúd con el alba  y la casulla morada y un cáliz en las manos.

 Había muchas flores en sencillas tarrinas,  en torno al féretro, seguramente llevadas por espontáneos.
Recibió muchas oraciones,  pues los feligreses y amigos se sentían movidos a rezar al verle. El  hecho de estar en una iglesia, lugar de oración y lugar en donde actuó tantas veces intercediendo por el pueblo, colaboró a que fuese una oración constante.

D. José llevó muy bien la enfermedad. Cuando le visitaban se despedía con un  abrazo y lo consideraba ya la última despedida. Pudo recibir la comunión a diario y en su momento la Santa Unción que le confortó y unió sus  sufrimientos a los sufrimientos redentores de Cristo.

Éramos más de 20 sacerdotes en un funeral que fue presidido por el Sr. Arzobispo, quien destacó en su homilía las virtudes de D. José que lo  hicieron  buen instrumento en las manos de Dios. Agradeció a los muchos feligreses que le ayudaron en su labor  pastoral, colaborando en diversas iniciativas en favor de la parroquia.

Además del Sr. Arzobispo,  le acompañaron  concelebrando, el Vicario de Pastoral, el Canciller, el arcipreste de la zona, el párroco en funciones y otros compañeros sacerdotes.

Al final y después de la comunión, una joven leyó un escrito muy personal en el que contaba varias anécdotas relacionadas con su Primera Comunión, confirmación e incluso boda. Estaba muy agradecida y destacaba la cercanía y afecto de este gran sacerdote. Muchos se secaban  las lágrimas de sus ojos mientras oían estas cosas.

Cantaron la Misa varias corales.

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