Dios está enamorado del hombre y el hombre ha de responder
con delicadeza de enamorado buscando modos de unión con Dios. Se pueden
aprender estas delicadezas a través de lo que vemos con el amor humano, y
trasladarlas al amor de Dios.
Por tanto, ¿Cuáles
delicadezas? ¿Qué se puede hacer para afinar en nuestros modales
relacionándonos con Dios?. A veces
deseamos se amables con Dios pero no sabemos cómo hacerlo. Quizá
tengamos que ser en esto también creativos.
Pienso que para mejorar en esta materia podemos fijarnos en
los santos o en personas buenas que conocemos y encontraremos modos prácticos
de vivir estas delicadezas de enamorado.
Es conocido, que nuestros mayores, cuando
iban a la Misa del domingo se endomingaban. Es decir ,se vestía de
domingo con traje bien planchado,
zapatos limpios y un poco de colonia, y ,su cara, con la sonrisa puesta. Es de
suponer que también procurarían ir bien en su interior, que Dios ve y es lo que más valora.
Conocí a una señora que de ella solo sé que era de Madrid,
que un domingo después de la Misa vino a la sacristía a pedirme las
túnicas de los monaguillos; parece ser
que las veía un poco sobadas y arrugadas. Se marchaba aquella tarde pero quiso llevarlas, las lavó,
las secó y las planchó, trayéndolas antes de marcharse. Me parece una
bonita delicadeza para el Señor.
Había una persona que lavaba los purificadores y los dejaba
muy bien planchados. Después de años me enteré que al terminar cada purificador
le daba un beso, eso sí, sin acercar los labios. Esos purificadores iban a
estar en contacto con los vasos sagrados donde estaba el Señor.
También tuve una conversación con una adoradora nocturna de
Sevilla en un congreso y me contó que pasaba sobre el Guadalquivir cuatro veces todos los días con motivo de su
trabajo. Cuando pasaba sobre el puente le decía este encantador acto de amor “quisiera
hacer tantos actos de amor a Jesús como gotitas de agua pasan por debajo de
este puente”.
Esto se puede extrapolar por ejemplo con las flores silvestres que vemos por el camino
etc.
Hay quien asoma la cabeza
por la puerta a una iglesia pues no tiene tiempo de más pero al Señor le
gustará.
Esto se puede llevar a la Misa, a la oración al trabajo y
por eso, en tantos sitios, hay imágenes, cruceros , etc.
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